“La llegada de Trump es lo peor que le pudo pasar a México”: Jorge Castañeda

Para el politólogo Jorge Castañeda, la llegada Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos es lo peor que le pudo haber pasado a México en su historia reciente. Indica que mirar su ascenso como un problema del gobierno mexicano o de la clase política es un error, ya que es un problema para empresarios, intelectuales, ciudadanos y todos lo deben asumir.

—El gobierno mexicano, vaticinó, recibirá pronto una comunicación formal de renegociar el TLC, a lo que –en su opinión–, debe contestarse rápidamente con una negativa.

—“Lo de Trump es algo muy serio, muy grave, de largo plazo, que tiene una escala muy diferente que nunca hemos visto en México, nunca habíamos tenido que lidiar en México con un gobierno de los Estados Unidos, de un candidato y ahora presidente a partir de este viernes, cuya campaña se centró en contra de los intereses nacionales de México”, puntualizó.

Señaló que hasta ahora no ha habido un desempeño adecuado de la política exterior mexicana, “no lo tomaron en serio como precandidato, como candidato, como ganador y luego como presidente electo”.

El destino nos alcanzará pronto: “llegará en el transcurso de la semana entrante la carta firmada por el secretario de Comercio, Wilbur Russ, o por el representante de Negociaciones Comerciales, invitando a México y a Canadá a sentarse a renegociar el Tratado de Libre Comercio, el gobierno de Peña va a tener que decir sí o no, así de fácil”.

Jorge Castañeda aseguró a Crónica que será en las primeras semanas de la administración Trump cuando se vea hasta dónde llegará el magnate con sus compromisos, dichos y amenazas de campaña, ya en la Casa Blanca, sentado, rodeado de colaboradores y asesores.

—Al preguntarle si lo que más debe preocupar a México con la llegada de Trump son las modificaciones al TLC, respondió:

—“No, no, yo creo que lo que más nos debería preocupar, en el corto plazo, son las deportaciones, vamos a ver si sí o no hay un esfuerzo sostenido de Trump, como él dijo que lo iba a hacer: deportar a los que él llama personas con antecedentes penales, pero todo depende de la definición de ese término, es gente que ya está en la cárcel, que está en la cárcel por delitos menores o es gente que no está en la cárcel, pero ha sido acusada por delitos mayores y delitos menores, es gente que estuvo en la cárcel, fue liberada, pero tiene los antecedentes penales, no sabemos cómo va a definir en ese término y por tanto no sabemos si va a haber muchas deportaciones, pocas deportaciones o ninguna”.

Y sobre opciones y posiciones a asumir: “Yo he insistido mucho en que el gobierno mexicano debe trazar sus líneas rojas, es decir, no a la renegociación del tratado; si EU se quiere ir, que se vaya; no a las deportaciones, debemos combatirlas de todas las formas posibles, dentro de Estados Unidos, en las fronteras, en los tribunales, con abogados, con los consulados, con todo”.

El tercer punto lo atribuyó al muro, que debe ser rechazado a cabalidad.

Pero la estrategia no depende nada más de definir las llamadas líneas rojas, o atender las señales claras de alerta que el gobierno de México; a consideración de Castañeda, no sólo no deberían negociarse, sino que ciertos temas deberían hacerse a un lado.

“Nos vamos a oponer –a las deportaciones- con todo lo que podamos en instancias internacionales y nacionales dentro de Estados Unidos, y además de trazar esas líneas rojas, debemos decir que México coopera con Estados Unidos, desde hace mucho tiempo, en muchos ámbitos, desde la maldita guerra contra las drogas hasta la cerrazón de la frontera sur contra los migrantes centroamericanos y que esa cooperación depende de una buena voluntad de parte de Estados Unidos, depende de que haya cooperación por parte de ellos hacia nosotros, depende de que no haya gestos inamistosos o francamente hostiles como el muro”.

Bien dicen por ahí: la moneda está en el aire, lo sabe Castañeda, lo saben los periodistas, los políticos pero sobre todo la sociedad mexicana que, a partir de que vive más informada sobre los temas que le afectan directamente, espera que su clase política deje el cómodo y acostumbrado letargo y se ponga a trabajar, pues no solo los intereses macroeconómicos o políticos están en juego, sino la composición social y la gobernabilidad de nuestro país.