La mano que mece la antorcha…

 

  1. El miedo no anda en burro… El sábado 25 de mayo de este año, el dirigente estatal de Antorcha Campesina, Samuel Aguirre Ochoa, dio como pago cuatro mil pesos en garantía económica para obtener una suspensión provisional y así evitar cualquier orden de aprehensión en su contra.

¿A qué le teme Samuel? ¿Acaso a la venganza de los morenos por sus misteriosas alianzas con siniestro personaje del pasado reciente?

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  1. Los antorchistas comenzaron a hacerle la vida de cuadritos al alcalde de Xalapa, el morenista Hipólito Rodríguez. Dicen que desde Palacio de Gobierno patrocinaban las protestas. En política no hay coincidencias, y cada vez que el munícipe arremetía contra el entonces gobernador, curiosamente arreciaban las movilizaciones. Y hasta estos días, no cesan las marchas y plantones en el Palacio Municipal.

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  1. A Jorge Moreno Salinas se la querían hacer de jamón. Intentaron desde Palacio tumbarle la diputación plurinominal. Cuentan que el jefe máximo de los azules en ese entonces movió cielo y tierra para que en el OPLE y el TEEV, le dieran la curul a la antorchista Diana Aguilar Castillo. Héctor Yunes estaba furioso y no se cruzó de brazos. Luchó hasta el último minuto para que su compadre Jorge Moreno Salinas llegara al palacio de la avenida Encanto. Tener un amigo así es tener un tesoro, parafraseando las Sagradas Escrituras. Y Héctor le cumplió a su amigo. No lo dejó sólo ni un instante. Pero así es Héctor, igual que su primo Miguel Ángel. Con sus enemigos son implacables, pero con sus camaradas, casi hasta la vida dan.

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  1. Andrés Manuel López Obrador, a quien aquel lo llamó “loco” y su hijo lo tildó de “viejo guango”, recibió rechiflas, gritos, airadas consignas por parte de Militantes de Antorcha Campesina, durante su discurso el pasado viernes en Coatepec. Pero el cabecita de algodón ni se inmutó. Siguió con su arenga. No interrumpió su “speech” ni un instante. Es más, AMLO ni siquiera volteó a verlos como Carlos Salinas de Gortari con el PRD. “Ni los veo ni los oigo”, dijo alguna vez el pelón. Eso sí: El Peje se burló de ellos y dijo que los apoyos sociales ya no serán entregados a organización alguna. Ya no habrá intermediarios, subrayó el Presidente de la República. Los recursos federales –machacó- ya no serán remitidos a agrupaciones o a “antorchas mundiales” para que en el camino no sean “mochados”. Y eso fue como untar sal en una babosa o “sietecueros”. Los aludidos se retorcieron de coraje.

Pero el desaguisado orquestado por mentes siniestras no sólo se sintió en el mitin, sino horas antes. De repente, en la ciudad cafetalera hubo extrañas protestas contra la inseguridad.

Y al día siguiente, en Yanga, antorchistas y otras organizaciones le recetaron al tabasqueño-veracruzano la misma cantaleta.

Protestas en giras presidenciales siempre ha habido y habrá, pero casi siempre hay intereses oscuros detrás de las inconformidades. Ha habido reclamos legítimos sin que haya hilos invisibles que los muevan, pero estas molestias legítimas (sin que haya manipuleo), realmente no abundan. Más bien suelen ser escasas.

En esta ocasión, hubo alguien que a control remoto movió todo.

La mano que meció la antorcha… perdón, la cuna, se carcajeaba desde algún lugar.

¿Será que AMLO, como Jesucristo, ponga una y otra vez la mejilla para que intenten deslucir sus eventos en Veracruz o habrá algún día que se acabe la paciencia y por fin haya un manotazo sobre la mesa? Ya se verá.

De mientras, Samuel ya tramitó un amparo. El miedo no anda en burro…