La telenovela de Eva

“Decir la verdad cuando sabemos que nos pesará,
es la mejor prueba de honradez.” – Dave Weinbaum.
Una vez más la tragicomedia veracruzana se ha convertido en referente nacional, los espectadores atentos a un capítulo más de la telenovela de Eva Cadena, en está su cuarta entrega pareciera que se aproxima el desenlace final, no sin antes dejar como en todo culebrón personajes en el camino.
Este jueves, de nueva cuenta, el Diario El Universal fue el responsable de presentar la más reciente entrega de este thriller político, en donde el suspenso, la entenebrá, y demás elementos se presentan en ese afán desenfrenado por atravesarle un tráiler a Morena con la finalidad de descarrillar el proyecto, pero mucho más de exhibir ese lado obscuro que tiene todo personaje político y del que solo se conocen algunas cosas en López Obrador.
Esta vez, el argumento centro, no en la entrega física de más millones de dólares o de pesos, el asunto aquí fue evidenciar la red de complicidades que esgrime la legisladora local Eva Cadena tienen montada el mismo ex jefe de Gobierno del Distrito Federal al interior de Morena, como fuente permanente de financiamiento para su campaña y principal aspiración en la vida, claro, antes de irse a “La Chingada” allá en Palenque, Chiapas, donde se afirma le gusta retozar para recordar que alguna vez fue jodido.
De esta forma sucedió lo que algunos sospechaban y que otros por incredulidad no quieren creer, que la líder de la bancada de Morena en San Lázaro, Rocío Nahle fuera la responsable de acercarle los recursos de posibles aportaciones al mismo López Obrador, además de acusar que también el líder de la bancada en el Congreso Local, Amado Cruz Malpica de estar de igual modo metido en la referida red.
Como era de suponer, la reacción encendida de Nahle quien ni tarda, ni perezosa, reviró el asunto acusando al mismo gobernador Miguel Ángel Yunes Linares de ser el responsable intelectual de la campaña de descredito en su contra, soltó una bomba al acusar directamente a la hermana del Fiscal General del Estado, Jorge Winckler de ser la responsable directa de la entrega del dinero que se aprecia en los videos.
A su llegada a Veracruz, Andrés Manuel López Obrador, salió con su cantaleta de siempre, todo es un complot de la “mafia del poder”; aseguró que Rocío Nahle es más inmaculada que la misma Virgen María y que detrás de todo está Peña Nieto, Osorio Chong y el gobernador Yunes, a los que tacha de corruptos.
Lo verdaderamente grave, vuelve a ser en que aquí nadie ha sorprendido en videos, ni a Peña Nieto, ni a Osorio Chong, ni a Yunes Linares, sino a la gente que colaboró con el, y siempre es y son los mismos argumentos, todo es mentira, todo es un montaje, todo es un plan fraguado exprofeso para dañarle.
¿Estaría López Obrador dispuesto a realizarse la prueba del polígrafo? ¿se dejaría revisar por un panel de psiquiatras, psicólogos y sociólogos expertos que determinen si el señor no es un mitómano compulsivo? ¿convocaría a todos los integrantes de su partido implicados en estos señalamientos a practicarse las pruebas antes señaladas para ver si no están mintiendo?
La realidad es que no, al líder de Morena lo que menos le interesa esclarecer la verdad, porque entonces sí, el pueblo de México le reconocería tal cual es, y eso evidentemente terminaría con su negocio.
Al tiempo.
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