“Las mañaneras”

En el modo de informar se identifica al narcisista

En reunión con el sector de la radio y la televisión, el presidente López Obrador anunció que promulgará un decreto en el que planteará las nuevas reglas de los tiempos oficiales (actualmente del 15% del total de la programación), no adelantó si los desaparecerá o reducirá, desde luego los concesionarios felices, porque los consideran un impuesto.

Al margen de que esto marcaría un antes y un después en el tema, una cuestión interesante fueron los considerandos.

Uno de ellos fue el relativo a ‘las mañaneras’ a las cuales también se refirió como ‘ruedas de prensa circulares’ (sic). En pocas palabras, el tabasqueño señaló que también con ese mecanismo se comunicaba con el pueblo, además de las ‘benditas redes sociales’.

Dijo que un ‘gobierno democrático’ no requiere de propaganda (lo cual es un alivio, porque el padrón de los beneficiarios de las becas que levantan los ‘servidores de la nación’, no será usado con fines electorales, no se rían por favor), así pues, bye a los tiempos oficiales.

Por lo tanto, ya no habrá campañas gubernamentales programadas (como las de vacunación o contra el dengue, que según el don son propaganda) sino que por ley (suponemos que es parte del plan), tendremos un Big Brother matutino que nos informará lo necesario y, de seguro, acabará supliendo a las chicas del clima, a esto último un furibundo ¡fuchi, guácala!