Licenciatura en Hashtag

Con las redes sociales nos sometemos al juicio de la histeria

Es difícil afirmar, que Karen Espíndola ignoraba el lio que se iba a armar con su presunta desaparición a manos de un taxista. Si como dice, estuvo bebiendo con un grupo de amigos, es imposible que nadie hubiese detectado la viralización de su mentira en las redes sociales.

Por lo tanto, quizá fue una volada que acabó saliéndose de control, pero que al final del día le dio sus veinte minutos de fama y en una de esas le reditúa ingresos monetarios.

En un mundo en el que el éxito se mide por ‘likes’, la máxima aspiración de muchos es volverse hashtag bajo cualquier medio: enseñando el trasero, comiendo chiles habaneros a destajo o como se lo quieran ustedes imaginar.

Por lo tanto, el pudor es un sentimiento en desuso y lo confirmarnos con la señora Espíndola: le importó un carajo, en el contexto de violencia que hay contras las mujeres, desvirtuar un mecanismo de auxilio que resulta muy efectivo.

Por desgracia, es un asunto que no tiene solución porque todo ocurre en tiempo real, la verificación siempre llega después. Así pues, no tenemos más remedio que seguir ayudando aún a costa de la irresponsabilidad de más de uno.