El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, tres empleadas de gobierno abordaron a Cuitláhuac García. Se quejaron de acoso sexual por parte de un prominente funcionario de la Dirección de Gobernación, quien se las quería llevar a los moteles propiedad de su familia. Les dijeron que el caso se iba atender, pero hasta la fecha no ha habido castigo. Lo peor es que a una de las afectadas ya la cambiaron de dependencia, tal vez para aplacar un poco el escándalo.
Otro episodio de acoso sexual contra trabajadoras se dio en la Subprocuraduría de Atención Jurídica Familiar, Albergues y Centros Asistenciales de Niñas, Niños y Adolescentes del DIF estatal. Un altísimo funcionario fue el señalado, y como en el caso de la Dirección de Gobernación, las denuncias no prosperaron. Hace unos días el prominente funcionario de esa área del DIF estatal fue separado de su cargo, pero no por los señalamientos de acoso sexual, sino porque el fulano dejó de ser leal a la directora Verónica Aguilera Tapia.
Pero nos dicen que no son los únicos casos. En varias dependencias andan sueltos los sátiros morenos. Lo peor es que ante las denuncias, nadie hace nada. Una vez más, las empleadas están indefensas ante los abusos de sus jefes. ¿Y las feministas chairas? Pues se hacen de la vista gorda. Total que ya maman del erario y no les conviene defender a nadie para no perder la chamba.
