Los golpes espectaculares de las campañas, no se han dado y no se darán, porque el resultado será más de lo mismo

Los recursos públicos para los partidos políticos que participan en el actual proceso electoral, han sido multimillonarios; como nunca en la historia de este país. En el corto tiempo autorizado por el INE para la contratación de los medios de comunicación, han saturados los horarios estelares de la televisión; las primeras planas y columnas políticas de los periódicos de circulación nacional y regional, a tal grado que la identificación de los candidatos a todos los puestos de elección popular, han alcanzado una espectacular difusión.
Por consiguiente existe una multiplicación de sus lemas y compromisos de campaña, que en muchos casos han llegado al hartazgo de la población, y eso que ha transcurrido la mitad del periodo permitido para publicitar a los candidatos y sus ofertas de campaña. De aquí al día de la jornada electoral, la sociedad en su conjunto demandará cerrar y clausurar todo lo relacionado con el tema electoral.
Los estrategas de los candidatos y sus partidos, habrán agotado el presupuesto asignado por el INE y hasta los recursos de origen ilegal, que “generosamente” invierten mafiosos y traficantes, para comprometer a quienes serán los hombres de Gran Poder quienes decidirán nuestro destino.
En el manejo del presupuesto de campaña la oscuridad se impone a la hora de la rendición de cuentas y los recursos financieros que se gastan en la preparación de los recorridos de los candidatos, acompañados de los acarreados que se infiltran entre la gente para corear las porras, también generan gastos en efectivo, no comprobables que se prestan para enriquecer a los personajes de confianza de los candidatos, mismos que no resisten el mínimo arqueo, revisión o auditoría, porque seguramente no tendrán manera de justificar los gastos en efectivo que no hay forma de acreditar.
Si a estas alturas del proceso electoral, el INE exigiera la comprobación de los gastos autorizados, haciendo un corte que clarifique el monto y aplicación legal de los gastos de cada campaña, seguramente todos los candidatos tomarían la decisión de cambiar a quienes dispusieron de los recursos de campaña para otros fines.
Así las cosas, el pueblo ya no resiste el gran dispendio de los recursos públicos en los experimentos democráticos que siempre terminan haciendo triunfar a los candidatos impopulares, de mala imagen pública y peor currículum vitae.