LOS MONARCAS DE EL ESTERO

“Agárrame ahí, mantenlo firme, no… no… está chueco… mira así, totalmente horizontal”…

El sujeto atendió la orden al pie de la letra. Mantuvo el celular en sus manos, de manera firme, mientras el Junior transmitía por Facebook, dos minutos, cinco minutos… ¡diez minutos! Hasta que las manos ya se comenzaban a cansar, las manos ya querían temblar, pero no, el principito azul se podía enojar; ¿protestar?… ¡ni de broma!… que al fin y al cabo él sólo era un plebeyo, y el otro era el hijo del Monarca de El Estero.

Por fin terminó la transmisión de Facebook, y no hubo un “gracias” como tampoco hubo antes un “por favor”.

El sujeto de sangre azul se dio la media vuelta y el “tripié humano” tuvo que apechugar, tragarse su coraje ante la dignidad pisoteada.

Media hora antes de la transmisión, ChiquiYunes saludó cordialmente a Sergio, pero a “ChicoFuentes” casi lo ignoró, como si no existiera. Pero luego, cuando había que transmitir, ese obeso personaje que circunstancialmente iba pasando delante de él, le gustó como “asistente de transmisión”.

“Hey tú, ven para acá, sostenme esto”, le dijo con voz imperativa, casi imperial.

Estaban en Casa de Gobierno. Antes habían tomado Palacio. Eran los tiempos de la “insurrección” tras la debacle duartista. Había que gritarle a Flavino Ríos cuanta madre se les ocurriera, había que encender el ventilador repleto de estiércol y exponer a los priistas “corruptos”.

Pero a sus más allegados no les extrañan estos desplantes, esos aires monárquicos. Los Yunes de El Estero siempre han sido así. Están acostumbrados a mandar, a tener subordinados. Se sienten de sangre azul, de una raza superior al estilo hitleriano.

Oiga, ¿por qué no saludó al candidato ¿Cuitláhuac García Jiménez?

“Es que yo no saludo a gente corriente”, dijo displicente el abanderado del albiazul. Los prospectos a la gubernatura habían coincidido en un salón de eventos en esta ciudad capital para atender a familiares de desaparecidos.

Y el cachorro, el hijo de Papi, se negó a estrechar la mano del morenista, tal vez porque lo vio muy moreno, o vaya a usted a saber, amable lector. Cosas de la intolerancia, nula civilidad política, o hasta racismo… ¿por qué no?… con eso de que los de El estero se creen hasta de la raza Aria. No lo fuera a manchar ese “mugroso”, tal vez pensó. Pero cosas de la vida, ese moreno es ahora el gobernador de los veracruzanos, aunque le duela y aún no lo pueda aceptar o digerir el “Brad Pitt” del panismo veracruzano.

Pero si hasta al tabasqueño también lo ninguneó, lo tildó de “viejo guango”, cuando aquél andaba en busca de la Presidencia de la República. De igual manera el chamaco vio muy “corriente” al PejeLagarto. Ha de haber pensado: “este pinche viejo nunca ha sabido disfrutar una buena copa en la exclusiva Quinta Avenida de New York, o descansar entre las sábanas del Waldorf Astoria.” O sea, lo vio poca cosa. Nada que ver con el exquisito y finito Ricardo Anaya.

Por eso en la reciente reunión de El estero, los Yunes pidieron, casi exigieron, que acudieran con carácter de “urgente”. No fueron hacia la militancia, no sudaron la gota gorda en estos bochornosos días de verano, no fueron a Chicontepec, a Benito Juárez, a Zongolica, Uxpanapa… Carlos A. Carrillo, a estrechar manos sudadas, tal vez grasientas de panistas de a pie… no, para nada, ellos pidieron que los fueran a ver a su Palacete de El estero, para que ahí los fueran a adorar, a escuchar sus arengas, a degustar exquisitas viandas, finos licores. Y no invitaron a cualquier pelagatos: de regidor pa´arriba, alcaldes, diputados, a la senadora Indira… o sea, puro liderazgo “chingón”, pero a doña chonita que siempre acude a los mítines, a don Pedro que siempre anda pegando propaganda, a los chavos, a las mujeres luchonas de las colonias que se la han rifado, esos no figuraron. Ah… es que se nos olvidaba, esos no son “líderes”… esos son simplemente em-plea-dos, “extras” para llenar estadios,  son los acarreados… son como de utilería… los utilizan y jamás los vuelven a ver. Si estrechan sus manos, ya a bordo de la Suburban, se limpian con gel desinfectante.

¿Y así buscan el apoyo para volver al poder?

¿Habrá alguien con dos dedos de frente que realmente los quiera apoyar… o al menos que haya masoquistas o gente con el síndrome de Estocolmo a quienes les guste estar bajo la égida de los monarcas de El Estero?