Quién lo dijera. Ahora los riquillos de Costa de Oro, de Boca del Río, son los apestados. Nadie quiere saludarlos. Nadie los visita en sus casas, y ni de broma los invitan a sus cantones.
Y es que, según nos cuentan, durante y poco después del Carnaval, los del jet set porteño se lanzan a las europas o a esquiar en la nieve en EU y Canadá.
Según que porque las fiestas carnestolendas son para las clases populares y no para los fifís.
La bronca es que muchos de los que se fueron a pasear y regresaron, se hicieron las pruebas en hospitales privados y han confirmado que poseen en sus cuerpecitos el terrible virus chino. No tardan las autoridades en verificar y confirmar esos casos.