Durante muchos muchos años, el fraccionamiento Las Ánimas, en Xalapa, gozó de una inmensa tranquilidad. Si bien, sigue siendo el punto de mayor plusvalía en esta ciudad veracruzana, lo cierto es que los vecinos ya no están dispuestos a ceder más espacios al comercio.
La avenida Araucarias, por ejemplo, es en donde más caros se rentan los locales comerciales; pero, además la proliferación de fraccionamientos ha traído consigo más plazas comerciales, restaurantes y, por supuesto, un mayor aforo vehicular.
El año pasado, los vecinos se organizaron y colocaron mantas en algunos puntos del fraccionamiento para exigir al ayuntamiento que ya no se diera permiso para que las residencias funcionaran como oficinas, o que se dieran licencias para más bares en la zona.
Intente circular por Araucarias a cualquier hora del día y es perder media hora de su día varado en el tráfico. Las señoras estacionadas en las angostas calles en doble fila mientras platican luego de dejar a la criatura en la escuela, o esperando su turno para irse a peinar en uno de los múltiples salones de belleza. Los fines de semana, por la noche, es peor, con tanto y tanto carro.
Por eso, de nueva cuenta, en varias casas han colocado lonas para oponerse a la construcción de un puente vehicular que, dicen, será financiado con recursos privados y, por ende, el beneficio será para un minúsculo grupo y, las molestias, para quienes ahí viven.
La intención es conectar a Las Ánimas con el fraccionamiento La Finca, pero los vecinos se oponen no solo por el aumento del tráfico, sino por el daño al medio ambiente pues, además de las fincas cafetaleras hay un arroyo que se vería afectado con las descargas de la nueva zona habitacional.
La licencia la dio la pasada administración municipal antes de irse, según acusan los vecinos, pero corresponde a esta dar solución a este problema. Además del tráfico, Las Ánimas se convirtió en una plancha de cemento, por lo que una vez más la razón asiste a los vecinos. Ya veremos si gana la razón o los ingresos…
@YamiriRodríguez
