Lozoya usó aviones de la Fuerza Aérea y maletas deportivas para sacar dinero de Pemex

El piso 45 de la Torre de Pemex albergó durante varios años de la administración de Enrique Peña Nieto un “cuarto de guerra”. Ahí, en una de las paredes de esas oficinas, se desplegó durante un tiempo una manta de tres metros por cuatro con las imágenes de los 500 diputados federales y los 128 senadores que discutieron, hasta aprobarla, la Reforma Energética.
Cada una tenía un pegote de color y una leyenda: amarillo, “por convencer”; rojo, “jamás accederían”, y verde, “votos seguros”.
Un trabajador de Pemex que laboró en ese cuarto de guerra describe ese entorno y sostiene que su comandante en jefe era Rosario Brindis Álvarez, entonces titular de Enlace Legislativo del corporativo; ella ejecutaba órdenes directas de Froylán Gracia Galicia, coordinador de la dirección general de la empresa durante la gestión de Emilio Lozoya Austin.
Gracia Galicia y Brindis Álvarez eran los operadores clave de Lozoya Austin, quien acaba de aceptar ante la Fiscalía General de la República el reparto de 52 millones 380 mil pesos entre los legisladores del PAN, según reveló el diario Reforma el viernes 24.
Proceso informó que sólo entre los diputados la suma alcanzó 359 millones 200 mil pesos que se repartieron entre algunos integrantes de las bancadas de PRI, PAN, Panal y PVEM, bajo el capítulo de “subvenciones extraordinarias”.
Brindis no sólo operó como mensajera en San Lázaro, también lo hizo en 2016 en varios estados donde hubo elecciones; incluso utilizó aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana para trasladar maletas de dinero que Gracia le entregó para distribuir entre candidatos priistas a puestos de elección popular.
Los pilotos desconocían lo que transportaban: “Sólo sabían que llevaban a funcionarios de Pemex”, revelan a Proceso algunos de los acompañantes de Brindis.
Consultado al respecto, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, corroboró que a Gracia y a Brindis se les sigue la huella.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2282 de la revista Proceso, ya en circulación.