MEDIO AMBIENTE: UNA SECRETARIA MAREADA

Aunque se refería a esta entidad federativa, la cabeza de una nota periodística del domingo pasado, nos condujo a parajes edénicos y a escenarios de tranquilidad y paz, como pocos quedan en lo que ahora se ha convertido nuestro revuelto estado. Ese día desde temprano, el diario Imagen del Golfo dio a conocer una publicación titulada “Veracruz, libre de contingencias ambientales: Medio Ambiente”.
Lo primero que se deduce al leer esa frase, es que Veracruz está bien en el aspecto ambiental. Sin duda, el de la Secretaría de Medio Ambiente estatal (SEDEMA) y su radiante titular, es un anuncio optimista, si el lector no pone cuidado en lo que realmente está ocurriendo con los recursos naturales de esta entidad. Si se piensa sólo en una contingencia ambiental por contaminación atmosférica –las partículas suspendidas en el aire-, como lo refiere esa entrevista, hay que reconocer que la noticia es un tanto benévola.
Pero por desgracia, ni siquiera en lo concerniente a la contaminación atmosférica, lo afirmado allí es cien por ciento verídico. Para comprobarlo, sólo basta con recordar la pestilente y mosqueante basura de los cientos de tiraderos de desechos urbanos a cielo abierto y los descuidados rellenos sanitarios construidos en otros tiempos. O recordar la deficiente operación del programa de verificación vehicular, una hábil estrategia recaudadora de ingresos, que verifica los motores del 60 por ciento de los vehículos pequeños, porque de los grandes camiones del transporte público, mejor ni hablamos.
Si nos vamos al tema de las contingencias ambientales por las afectaciones de los huracanes y sus destructivas secuelas, encontramos que los pendientes abruman, y por eso es mejor hacer mutis. Pero existen otros casos, igual o más preocupantes.
Hace algunas semanas hubo un esfuerzo de organizaciones ciudadanas para afrontar y detener el asunto de las cuestionadas minas de Alto Lucero y Actopan, a lo que de inmediato se reaccionó con una frase facilona, en el sentido de que esos temas son de estricta competencia de la federación. Y federal también, es el tema de los recursos de la fauna, o de la contaminación de las aguas, donde procede el mismo criterio y el mismo tipo de reacción evasiva oficial.
Luego entonces, tenemos una pomposa secretaría de medio ambiente, que opera poco, por defecto, y menos, por efectos legales, debido a que la competencia la tienen otras instancias.
Y pareciera que, hacia el interior de esa instancia estatal, es mejor quedarse callados y no decir ni gestionar nada. Por ejemplo, en el peligroso tema de los explosivos usados en la construcción de la autopista de Laguna Verde a Gutiérrez Zamora, en el lugar donde se cruza con el camino al municipio de Juchique de Ferrer. Acaso allí no ocurre daño ambiental por afectación a fauna y flora debido al estruendo de la dinamita. Y también, alguien sabe cuál es la posición del Estado sobre el cuestionado fracking en territorio veracruzano o sobre los proyectos hidroeléctricos en los ríos La Antigua y Bobos.
Tampoco se dice en la SEDEMA si ahí están atentos al cumplimiento de las obligaciones establecidas a la PROFEPA en las autorizaciones de impacto ambiental para el desarrollo de las minas y la autopista, mencionadas.
Esa secretaría, como la instancia a quien le preocupan los recursos naturales de Veracruz, debería ocuparse de ello. Que nos compartiera su preocupación por dar seguimiento a las contingencias ambientales por derrames de hidrocarburos o explosiones de instalaciones petroquímicas, como las que han ocurrido en Veracruz en los años recientes.
En realidad, muy poco se conoce de la operación y resultados de esa dependencia en los temas serios de Veracruz, que son los que en verdad cuentan.
Pudiera ser que Mariana Aguilar, la otrora intolerante y combativa activista social, esté sufriendo del nefasto mareo de los que llegan al primer escalón. ¿O será que se comporta como una simple secretaria mareada por los revueltos humos del ambiente jarocho? (PALABRAS CLARAS)