MENTALIDAD DE POBRE, MENTALIDAD DE RICO, MENTALIDAD DE FE

Muchas veces he escuchado esta frase “tienes mentalidad de pobre” lo cual me hace pensar, que se refiere a una manera de pensar encaminada a la mediocridad, al conformismo, a un estancamiento entre la forma de pensar y la forma de vivir, sin el ánimo de buscar mejorar, superarse, prosperar, crecer. Constantemente las personas tienden a entrar en un estado de confort, del que difícilmente salen por su propia voluntad, donde adoptan la frase “si así funciona, no lo cambies” frase que se convierte en un rema ante la opción de cambiar, evolucionar, progresar.
Me gusta mucho como lo ejemplifica la reflexión de la rana en el balde de agua hirviendo, ella va adaptando su temperatura corporal de manera gradual en la medida que aumenta la temperatura del agua, lo sigue haciendo hasta que el agua está a punto de ebullición, entonces la rana trata de saltar, pero ya no tiene fuerzas, las ha ocupado todas en adaptarse, sin poder saltar y salvarse, muriendo finalmente. Triste, cruel, duro, pero es la realidad de mucha gente que gasta sus fuerzas, sus anhelos, sus mejores años, su vida entera tratando de amoldarse, acoplarse a las circunstancias, sin intentar un crecimiento.
Mi esposa y yo hemos tenido la oportunidad de servir desde nuestro trabajo a la ciudadanía en general, en instituciones que brindan servicios a la población, ella por ejemplo, en el Seguro Popular como gestora de servicios de salud, como odontóloga en una asociación que atiende a personas de escasos recursos en la ciudad de Xalapa, de igual forma yo labore en el Registro Civil, en Liconsa y ambos en el DIF, cada uno en nuestra área profesional. A los dos nos ha gustado observar la forma de vivir de las personas con las que hemos tratado, y siempre nos causado admiración, que las personas que viven en la marginación o en la pobreza, regularmente se han conformado a esa condición sin querer cambiar o progresar, empezando por su entorno, porque una cosa es la falta de recursos y otra la falta de ganas por tener una estancia agradable, ordenada.
La mentalidad de rico, se podría interpretar en tener ambiciones, en consolidar proyectos, en no conformarse a una misma situación económica por mucho tiempo, tratando siempre de mejorar, de adoptar estándares altos, de abandonar la mediocridad por poner manos a la obra, buscando obtener jugosos dividendos, ocupándose en inversiones que generen mayor capital o reinvirtiendo parte de sus ganancias para lograr crecer, expandirse, abracar un mercado mayor y vivir cómodamente, al mismo tiempo que se puede asegurar un futuro; yo además lo tomaría como una actitud positiva, con ideas claras y rumbo definido, con metas precisas, pero sobre todo con mucha perseverancia, disciplina y constancia.
Por último quiero agregar, que la mejor manera de pensar que podemos tener es una mentalidad de fe, basada en la creencia que de la mano de Dios, todo es para bien. Hay que depositar todas nuestras esperanzas en Él, confiando plenamente en que actúa a nuestro favor, que todo lo que recibimos viene de su mano, que aun aquello que anhelamos y no recibimos es por alguna razón que aprovecha a nuestra vida. Como dice el autor César Lozano en su libro “Despierta que la vida sigue” la vida tiende a fluir positivamente para quienes tienen fe y creen que todo acontecimiento pasa, y todo problema se soluciona o no es problema. Yo estoy convencido que todo, absolutamente todo lo que Dios permite en nuestra vida es para bien, como dice su promesa en el libro de Jeremías capítulo 29 versículo 11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo a cerca de ustedes, dice el Señor, pensamientos de bien y no de mal, para darles el fin que esperan”.
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