Migrantes centroamericanos en las calles de Xalapa, crónicas del destierro

Si bien, hace cuatro años los migrantes centroamericanos comenzaron a bajarse de “La Bestia” para atravesar Veracruz en autobuses con el fin de esquivar a la inseguridad, hoy vuelven a tomar el riesgo de viajar en tren en su ruta a los Estados Unidos, pues temen ser deportados por Migración. Ser detectados en los retenes carreteros es lo que evitan a toda costa.

“Es muy arriesgado en autobús por migración. En las salidas hay muchos retenes de migración. ¡Fuck!,¡ imagínate que nos lleguen a agarrar otra vez!… a mí no me han agarrado, me han correteado, pero gracias a Dios no me han agarrado, eso fue en Coatzacoalcos” cuenta Dulbin Ariel, de 24 años mientras su pareja y uno de sus compañeros de travesía piden dinero a los automovilistas en un tope de la avenida Murillo Vidal, en Xalapa, la capital veracruzana.

El destino en el que proyectó “el sueño americano” es Houston, Texas. Es originario de Honduras y llegó a Veracruz por Tres Valles, procedente de Chiapas. “Pasamos la vía, nos bajaron por allá y nos conectó migración y de ahí tuvimos que viajar a pie y agarrar otro tren”.

José Walter Pacheco Posadas, también de 24 años viaja desde Honduras con su esposa de 22 y coincidió con Dulbin en Chiapas, en un lugar llamado “La Técnica”, donde dice que está la vía del tren que los trajo a Veracruz. Llevan un mes y 49 días de travesía.

“Nos encontramos en el tren, le vengo ayudando. Se baja mi compañero, le aviento a la niña y luego bajamos yo y mi esposa”.  La presencia de los migrantes en los cruceros de Xalapa o en sus diferentes avenidas ya es común. En la avenida Murillo Vidal, que conduce al centro de esta capital hay al menos cuatro migrantes pidiendo dinero. La gente les regala comida y ropa.

“Estamos pidiendo, trabajando, hay veces que hasta vendiendo cosas como figuritas de palma, con eso hemos sobrevivido. Vengo con mi esposa y mi niña. Yo quiero llegar a un lugar que se llama Oklahoma. 

Llegar ahí y trabajar ahí, me entiendes. Y volver a regresar a mi país, pero después de unos años”.

Es originario de del departamento Santa Ana y desde los 12 años comenzó a robar paras sobrevivir. En su lugar de origen si no robas, te roban, dice, por eso busca otro lugar y realidad.

“Yo ahí no trabajaba, yo robaba chucho, la verdad. Robábamos. O me robaban a mí o yo robaba. Si siguiera allá  estaría tenteado de la espalda”.

Además de seguir el “sueño americano” para mejorar su economía, los migrantes centroamericanos son desplazados por la violencia. Es el caso de Javier Ramírez,  de 25 años, quien salió huyendo de Belice por el aumento de la delincuencia.  “Afecta mucho, yo salgo de un país violento. Hay zonas que son violentas. Aquí hay, pero allá es algo extremo, es por eso salgo. Mi objetivo es el gabacho”.

Los cuatro viajan con la niña en grupo. Aunque se detuvieron en Xalapa, esperan juntar rápido la mayor cantidad de dinero posible para subirse nuevamente al tren e intentar cruzar la frontera. De la reciente política migratoria de Donald Trump dicen no saber nada, pero tampoco les interesa. Por ahora nada frustra el sueño de mejorar su vida a pesar de los múltiples contextos que tienen en contra.