MISERABLES

Las y los mexicanos, a lo largo de nuestra historia, hemos dado muestra ejemplares de solidaridad ante eventos catastróficos, que incluso han dejado muy mal parados a los gobernantes.
Siempre ha habido trabajo comunitario, hombro con hombro, sin descanso, siempre pensando en el bienestar del prójimo.
Nos vemos sentido orgullosos de ello y lo hemos mostrado al mundo.
Pero en tiempos de coronavirus se ha esfumado ese comportamiento para darle paso al del egoísmo, lucro y alejamiento de quienes padecen.
La compra irracional de productos que otros también necesitarán, es un claro ejemplo. Nos valen los demás, solo nos importa lo nuestro. Que al resto se los lleve el carajo mientras yo trato de sobrevivir. Peores los que compran esos productos para revenderlos al doble o triple precio. El lucro de la necesidad, la ruindad en todo su esplendor.
Los empresarios no han mostrado aún señales de apoyo a la población. No escuchamos donaciones, no sabemos que sus infraestructuras se hayan puesto a disposición de quienes sufrirán en la fase dos de esta epidemia. Si quieren un ejemplo, vean el del dueño de la empresa de ropa Zara, Amancio Ortega, que puso su empresa y sus recursos para producir batas, cubrebocas y otros momentos necesarios en su país.
Aquí, lejos de ayudar, especulan, encarecen, suben precios.
Y que tal la mayoría de los políticos. A lucrar también políticamente. A joder por joder, a quienes gobiernan y deben tomar decisiones . A ver qué sacan de provecho rumbo al proceso electoral. Tampoco se sabe que ayuden. Tal vez unos cuantos, los demás, en lo suyo.
Miserables todos, quienes de una forma u otra lucran y no ayudan, no se solidarizan, no ven por los demás.
Los veremos al final de la crisis. Y estoy seguro, experimentarán las consecuencias de olvidarse de quienes necesitan ayuda.
Miserables.