Nadie rechazaría el padrinazgo del Presidente Andrés Manuel López Obrador

En el conglomerado social de México, el “compadrazgo” da nacimiento a un parentesco espiritual, que dado el carácter de nuestra raza, ha cobrado gran importancia en las relaciones interpersonales, sobre todo a partir de la conquista española de nuestro país, que acarreó el implante de un nuevo idioma, leyes, costumbres y la religión católica.

Para los pueblos indígenas conquistados, descubierta la institución del compadrazgo, su aceptación fue inmediata debido a que servía para ampliar el parentesco. El registro más antiguo del compadrazgo se localiza en las leyes promulgadas por el emperador bizantino Justiniano, quien al establecer los derechos y las obligaciones que nacen del parentesco natural, consideró al compadrazgo como una forma de adopción espiritual.

Así encontramos que desde el siglo VIII, ya existía reglamentación aplicable al caso. La confirmación y el bautismo requerían de ceremonias distintas y de padrinos individuales para cada caso, aunque podían coincidir las mismas personas. En un principio, correspondió a los padrinos imponer los nombres a sus ahijados, pero en ambos casos la intención primordial era que el co-padre y la co-madre, guiaran espiritualmente a sus ahijados y contribuyeran a su cuidado y formación educativa, como coadyuvantes de los padres.

El día de ayer causó una agradable sorpresa, ver en las fotografías del padrinazgo del Presidente Andrés Manuel López Obrador, a una pequeña que según se supo, es hija del empresario Miguel Rincón Arredondo, integrante del Consejo Asesor de la Presidencia y uno de los entusiastas líderes de la iniciativa privada, que apoyó la campaña de AMLO.

López Obrador ya rechazó que pudiera darse un “conflicto de interés”, y aclaró que hace ya varios años que no aceptaba ser padrino y encompadrar con muchos amigos y conocidos que se lo habían pedido antes. Insistió Andrés Manuel, en que él sabe separar su vida personal y familiar, de sus responsabilidades públicas y que no permitirá ningún influyentismo, ni acto de corrupción, por el hecho de haber aceptado ese compadrazgo.

Los enemigos de la 4ª Transformación y detractores de López Obrador, señalan que: nadie pidió tanta explicación; que si es palabra de rey, y que solo se podrá desmentir dentro de seis años. Pero al Presidente no le preocupan esas críticas, pues demuestra que es un hombre de carne y hueso, que mantiene su religiosidad y sentimientos. Aplausos.