"No hay chile que les embone"

En Excélsior, en la columna “Arsenal” de Francisco Garfias se escribe lo siguiente: El presidente Peña se llevó la mano derecha a la parte posterior de la cabeza, antes de manifestar su desconcierto por el sospechosismo y las teorías del complot que han difundido sus críticos frente a las detenciones de Javier Duartey Tomás Yarrington. “No hay chile que les embone. Si no los agarramos, porque no los agarramos; si los agarramos, porque los agarramos”, nos dijo, en tono coloquial, el primer mandatario, al término de la ceremonia de toma de nota a Carlos Aceves del Olmo como presidente del Congreso del Trabajo. Y más: “El Peje ya hasta dijo que (Duarte) es un chivo expiatorio…”. López Obrador, en efecto, puso un tuit en el que escribió a propósito de la captura del exgobernador veracruzano. “Detienen a Duarte para simular que combaten la corrupción. Pero el pueblo no se conforma con chivos expiatorios, quiere la caída del PRIAN”, escribió el líder de Morena. A Morena, no hay que olvidarlo, se le acusa de haber pactado con Duarte en las pasadas elecciones de gobernador en Veracruz, para evitar la llegada de Miguel Ángel Yunes a Palacio de Gobierno. Previamente, al tomar la palabra en tribuna, Peña Nieto destacó que quienes quebranten la ley deben responder por sus actos. “Independientemente de lo que determine el Poder Judicial, estas detenciones constituyen un mensaje firme y contundente contra la impunidad”, subrayó el mandatario. Mucho se ha especulado sobre la detención de Javier Duarte, su inexplicable risa, su aparente calma durante la captura. Pero “haiga sido como haiga sido” —para citar al clásico— el corrupto exgobernador está donde debe de estar: tras los barrotes. Eso es incontrovertible. Sobra decir que es una buena noticia para México y un indispensable mensaje contra la impunidad. Lo es también la reciente captura de Tomás Yarrington en Italia, quien, por cierto, ya ha anunciado que dará la batalla contra la extradición. En la cárcel ya están Guillermo Padrés, Jesús Reyna, Flavino Ríos —cayeron en este sexenio— Andrés Granier y Mario Villanueva. Dos exgobernadores más: César Duarte y Eugenio Hernández tienen cuentas pendientes con la justicia. Al primero lo busca la fiscalía de Chihuahua; al segundo la DEA. Son la muestra de que algo anda muy mal en el control de los recursos destinados a la población vulnerable: acaban en los bolsillos de los mandatarios corruptos. Pero también que los órganos de inteligencia (léase Cisen) están de adorno y no ven una con los narcogobernadores.