Pascual Lagunes, historias de poder y corrupción

Como si se tratara de un gotero, uno a uno van cayendo y van poblando las cárceles veracruzanas, especialmente en Pacho Viejo, los hombres que han hecho mucho daño a los veracruzanos, “gracias” a los cargos que emplearon para saquear del erario estatal, o de donde pudieron, todo lo que quisieron y se los permitieron, incluidas sillas y ventiladores, en algunos casos.
El hombre que recién cayó en estos días es Pascual Lagunes Ochoa, secretario general del Sindicato Nacional Unidad y Progreso, de la empresa TENARIS-TAMSA, a quien se le acusa de ser el autor intelectual de los disturbios entre obreros que dejó como saldo dos personas fallecidas y 22 lesionadas la madrugada del pasado 24 de marzo en la ciudad de Boca del Río. El juez de control de Juzgado de Distrito XVI con sede en Veracruz le dictó prisión preventiva de un año, por ahora.
De víctima o victimario
A finales de los noventa un Pascual Lagunes, recién salido de la cárcel, buscaba que imperara la democracia sindical de una empresa en la que años antes, por tratar de preservar los derechos, había ido en su contra y tras ser golpeado y humillado fue encerrado en el penal Ignacio Allende.
Entonces, Pascual Lagunes Ochoa empezó a mostrar sus primeras mañas y, de manera astuta, vio la manera de que lo publicaran ensangrentado afuera de las instalaciones y luego se victimizó a través de entrevistas registradas en prisión.
Sin embargo, a casi tres décadas de distancia las mieles del poder, la inmensa fortuna supuestamente amasada por las cuotas sindicales de los miles de trabajadores de TENARIS-TAMSA que “representa” y las negociaciones siempre muy jugosas con la parte patronal, además de sus enjuagues políticos y todo lo que encierra un cacicazgo de este tipo, ha hecho que el pasado se le borrara en su corta memoria, y desde hace mucho tiempo utiliza esbirros, madreadores y hasta, según algunas versiones, pistoleros, contra sus adversarios políticos y la misma prensa.
Tenía tres encarcelamientos
Lagunes Ochoa, quien nació el 17 de mayo de 1952 en la localidad El Limoncito, municipio de Cotaxtla, estuvo encarcelado en tres ocasiones en el “célebre” penal “Ignacio Allende” del puerto jarocho: la primera, de 1971 a 1979, cuando se vio involucrado en el homicidio de un trabajador; la segunda, por espacio de tres meses, por el delito de fraude durante la administración de Dante Delgado, y la tercera, en 1990, por los delitos de sedición, motín y daños contra la planta.
Cacique sindical
Pascual Lagunes Ochoa fue por 27 años el Secretario General del Sindicato “Unión y Progreso”, único dentro de la planta Tenaris-Tamsa ubicada en el puerto de Veracruz, y conocida a nivel internacional por la fabricación de tubos de acero sin costura.
Bajo su liderazgo se administraban nada menos que 5 mil plazas laborales, distribuidas en habitantes de zonas rurales del puerto de Veracruz como: San Julián, Santa Fe, Boca del Río y Medellín de Bravo.
Como Secretario General decidía quiénes podían realizar dobles turnos, cubrir vacantes, ocupar nuevas plazas.
Es del conocimiento público que los trabajos dentro de la planta son muy codiciados debido a los salarios, prestaciones sociales y bonos de productividad que otorga la empresa y que sólo son comparables con los de Pemex.
Es decir, un trabajador de Tenaris-Tamsa es de los mejores pagados en el país. Los aguinaldos para un obrero, del escalafón más bajo, alcanzan hasta los 80 mil pesos, además cuentan con una serie de prestaciones durante el año como bonos y reparto de utilidades que suman arriba de los 200 mil pesos al año, adicionales a su salario.
A estos beneficios laborales se atribuía que quien entrara a trabajar a Tamsa, debía rendir lealtad a su jefe supremo, su “charro” sindical, Pascual Lagunes.
Los abandonados
Este cacique sindical no se tentó el corazón para quitarles a los jubilados el dinero que ya se habían ganado por medio de un fondo de ahorro que debía entregarles en 2006, cuando se cumplieron los 20 años establecidos para la entrega.
Eran en aquellos años cerca de 425 millones de pesos los que reclaman y que corresponden a lo invertido durante 20 años en la Aseguradora Obrera S. A., actualmente Banorte Generalli S. A. de C. V.
Fueron 2 mil 900 personas defraudadas, quienes requerían del recurso pues por su edad ya no estaban en condiciones de laborar. Eran hombres en edades de 50 a 80 años, de blancas cabelleras, paso lento y cuerpo cansado, los que esperan con mucha fe les sea devuelto ese dinero.
Felipe Vázquez, pensionado de Tamsa, declaró alguna vez que el dinero que le daban cada mes de la pensión no le alcanzaba para mantenerse. “Me están pagando una pensión de mil 750 pesos mensuales que no me alcanzan para mantenerme, fui cabo de hornos, ahí fundíamos la chatarra para hacer tubos”, recordaba.
Muy molesto, pedía a Pascual Lagunes Ochoa les regresara el dinero que según ellos les robó, porque ofrecía pagarles una cantidad por debajo de la cifra original. “Le pedimos a Pascual que nos regrese lo que nos quitó, porque ahora está regateando para darnos lo que por derecho nos pertenece”.
La cantidad a la que ascendía el adeudo a los ex trabajadores de Tamsa era de 70 mil pesos como mínimo por persona y hasta 220 mil pesos, dependiendo el salario de los trabajadores. Es importante destacar que se trataba de un seguro de vida con fondos para el retiro, era para que simplemente ellos tuvieran su dinero.
“Estamos peleando porque él ya cobró todo el dinero del seguro de vida que nosotros pagamos con la aseguradora obrera, sabemos que hizo uso de todos nuestros beneficios. Pascual Lagunes Ochoa se clavó alrededor de 425 millones de pesos del seguro de todos los trabajadores”, apuntó.
Disidentes en torno a Pascual Lagunes
La kilométrica trayectoria al frente del sindicato de una de las empresas más importantes del mundo, hizo que en torno a Pascual Lagunes se formaran grupos disidentes que buscan removerlo del cargo.
El grupo que dio más pelea, que se organizó mejor, fue el de Carlos Guevara, alias “El Profe”, quien por más de diez años trató de arrebatarle el liderazgo a Pascual Lagunes.
En febrero pasado, José Carlos Guevara Morena anunció que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social le otorgó la toma de nota como nuevo Secretario del Sindicato “Unidad y Progreso” de Tamsa.
El documento oficial sería entregado este sábado 25 de marzo en las instalaciones de la organización gremial, en Boca del Río. Guevara Morena intentó realizar la toma de nota pero el acto terminó en una riña que dejó dos muertos y más de veinte heridos, entre ellos un periodista.
El papel de la STPS
En este conflicto, la STPS señaló que cuando las partes han acudido ante esta dependencia, ésta siempre se ha conducido con “absoluto respeto a la autonomía y libertad sindicales”.
“En esencia, se trata de una disputa entre dirigentes de la misma organización sindical, quienes han realizado diversos trámites ante la autoridad laboral para obtener la toma de nota de los cambios en las carteras de directivas. No se trata de un conflicto obrero-patronal”, señaló.
El punto es que la STPS, en la persona del subsecretario Rafael Adrián Avante Juárez, finalmente se quitó la careta y, con tono altanero y prepotente, contestó a quienes abogaban por aplicar la legalidad en favor de “El profe” y los suyos, que no lo harían, exigió que se “deje ya de presionarlos” y advirtió que estaban por convocar una asamblea de “los verdaderos obreros” para que éstos eligieran “libremente” a una nueva representación sindical. Finalmente, la STPS de manera equivocada dio la toma de nota al cacique sindical Pascual Lagunes.
La pugna por el CCT
Como lo reconoció el mismo titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, los conflictos por la Secretaría General del Sindicato Unidad y Progreso tienen registro en la dependencia federal desde 2012.
Desde entonces Pascual Lagunes y el José Carlos Guevara Morena se disputaban la dirigencia y todo lo que ello significa.
José Carlos Guevara Moreno había declarado hace un par de meses, como el nuevo dirigente sindical, que tras recibir la toma de nota de la Secretaria del Trabajo iniciaba el proceso de recepción forzada del gremio tubero, que haría una auditoría a las cuentas bancarias en las que hasta ese momento habían detectado un desfalco de cerca de mil millones de pesos y la existencia de cerca de 20 aviadores en el aseguró Social y otras carteras sindicales.
El final
Sin embargo, tras el enfrentamiento Pascual Lagunes quedó en el ojo del huracán y sólo era cuestión de tiempo para que su destino se emparentara con el de otros funcionarios que, como el cacique sindical, pensaron que su suerte nunca se les iba a terminar, que eran intocables.
La realidad lo alcanzó y ahora tiene que rendir cuentas. Ya tras las rejas seguramente se empezará a acordar de sus enfermedades propias de su edad y apelará a prisión domiciliaria o, cuando menos, a refugiarse en los cuartos de un hospital, al estilo de otra cacique, ésta magisterial, que prácticamente nunca ha pisado una celda.