Pedro, el poeta

“Oye, ese colaborador tuyo escribe muy bien, su prosa es deliciosa… me encanta, sugiéremelo como amigo para anexarlo a mi lista de contactos de Facebook”, pidió, casi exigió desde la gélida Alemania la xalapeña Patricia Libreros, amiga y novia de los años mozos de la Facultad de Letras de la UV.
Era la columna Hoja de ruta de Pedro Manterola que publicaba en el portal Versiones la que cautivó a la xalapeña-alemana Paty Libreros. Luego, por sus múltiples actividades políticas, Pedro fue espaciando las colaboraciones, hasta que dejó de mandar sus textos. Posteriormente, de vez en cuando deleitaba a sus camaradas con breves reflexiones poéticas en su muro facebukero.
Fue entonces que le puse más atención a la prosa poética de Manterola Sáinz. Y sí, era endiabladamente bueno como poeta.
Simpatizaba con Pepe Yunes, pero luego engrosó las filas del hectoryunismo. Era el operador político del choleño rojo en la zona de Martínez de la Torre y allende sus fronteras. Un día, en plan de amigos, reprochó, más bien sugirió, un mejor trato para Héctor. Y así lo hice. Luego tomamos café en el Don Justo de Plaza Américas. Pedro cautivaba con sus charlas. Era intenso. Se apasionaba de la política y de la vida misma.
Me gustaba cuando en su departamento de soltero, le tomaba fotos al menú de alta cocina que degustaba él solo. Subía la imagen a su Face. Y nos deleitaba visualmente. Invariablemente, describía el menú: “filete a la pimienta, con verduras salteadas, papas a la crema con una pizca de albahaca… salpicado con un Burdeos cosecha 2014, reserva… “ Y aún cuando nunca se lo pregunté, me imaginaba que él había preparado esas delicias. Chef y poeta. Poeta y Chef. Político. Buen conversador. Devora-libros. Culto. Hacía tiempo que parecía más un intelectual que el tradicional político.
“–Amigo, ¿cómo ves, me están invitando para ser candidata a diputada local por la alianza PAN-PRD?…
“—No es mala idea, pero piénsalo bien… será un viaje sin retorno…”
Era Lorena Piñón. Mensaje de whastsapp. Domingo por la tarde. Ya en la noche, el otro mensaje:
“–Ya lo decidí, amigo, me quedo en el PRI”.
“–¿Y quién va por PAN-PRD?”, inquirí.
“—Mariely Manterola”.
Ahí se definió el futuro no sólo de Mariely, sino también el de Pedro. Congruente con el proyecto familiar, se sumó a la campaña de Miguel Ángel Yunes Linares. El resto de la historia es harto conocida.
Desde la campaña y desde antes que asumiera el cargo, ya no pude platicar con él. Hace cuatro meses, intercambiamos unos breves mensajes escritos. Muy breves, y ya en tono distinto a otras épocas. Y hasta este sábado que me sorprendió su partida. La vida, o la muerte en este caso, a veces no nos da oportunidad de que las piedras vuelvan a encontrarse y rescatar los afectos en pausa.
Pedro es de esos seres que cuesta mucho creer que ya no esté materialmente en este mundo. Decir que él fue una de esas personas que dejan huella, sería un manoseado lugar común. Pedro fue algo más que eso. Fue y es una marca indeleble en el corazón de todos sus amigos.
Descanse en paz.