Pepe: crónica de una derrota anunciada

De repente, los pepistas se entusiasmaron y se ilusionaron por algunas encuestas que parecieran inyectarle cierta porción de oxígeno al peroteño. “¡Bravo!… ¡hurra!…, vamos a ganar!”, exclamaron, casi al borde del paroxismo y de una conmovedora candidez. Ternuritas.
Pero seamos realistas, aunque Pepe Yunes no es tan mal candidato, trae la pesada loza que representa al PRI. Y el PRI apesta a fidelismo y duartismo. Bueno, no apesta… hiede, es un olor nauseabundo.
Y aunque Pepe es un buen hombre, lo que le afecta es la marca PRI. Ni modo. Ya será para la otra. ¿Habrá otra? Pues quien sabe, porque Héctor Yunes ya apartó su lugar para contender por la gubernatura en 2024. Tampoco ganará dentro de 6 años el choleño rojo, pero bien dicen que no hay peor lucha que la que no se hace.
Pepe, mientras tanto, no tiene muchas cosas: recursos económicos suficientes, respaldo de la clase política en el poder, estructura, capacidad de movilización de votantes el día de la elección, “amarres” con la mayoría de los alcaldes y los caciques que queramos o no todavía siguen controlando regiones, bastiones en los que el PRI gobierne, no tiene el control de ciertos órganos autónomos para “apretar” a presidentes municipales, ni ascendencia sobre la FGE, ni influencias en el Poder Judicial del Estado, ni cabildeo con el OPLE, etc… etc…
Las encuestas no lo son todo. Son meros marcos de referencia. Hay otros factores, que sumados a los sondeos de opinión, finalmente pesarán y serán definitorios en el resultado. Esto lo sabe hasta el más bisoño de los operadores político-electorales o hasta el analista político medianamente informado. Ahora sí que, como la Bamba, se necesita una poca de gracia y otra cosita.
Pero el punto clave es: ¿en qué ciudades o municipios importantes Pepe Yunes podría ganar? ¿En Xalapa, Coatzacoalcos, Minatitlán o Poza Rica, en donde Morena no está dispuesto a soltar el poder?, ¿acaso podría triunfar en las siguientes parcelas de los Yunes azules: Veracruz, Boca del Río, Pánuco, Tantoyuca, Martínez de la Torre, San Rafael, San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Catemaco, Cosamaloapan, Huatusco, (en donde operará Amadeo Flores Espinosa), Orizaba (en donde el ex alcalde Juan Manuel Diez abandonó al PRI y ahora apoya a ChiquiYunes?), etc… etc…?
Donde seguramente tendrá la victoria el candidato a gobernador de la alianza PRI-PVEM será en Perote, Acajete, Xico, y una que otra ranchería. Y eso no le da para ganar la primera magistratura de la entidad. Ni en sueños.
Pero además, sigue la desbandada priista a favor de Miguel Ángel Yunes Márquez. El caso más reciente es el del candidato a diputado local del PVEM-PRI por Emiliano Zapata, Segundo Grajales, de quien los propios priistas dicen tener fotos de sus encuentros con el hijo del Gobernador. ¿Cuántos más así habrá en los días y semanas por venir? Muchísimos. La mazorca tricolor se seguirá desgranando. Sólo los ciegos no han visto desde hace rato la bufalada azul a favor de quien le ven más posibilidades de llegar a la silla principal de Palacio de Gobierno.
Así que no se emocionen los pepistas. Lo del Peroteño es crónica de una derrota anunciada, con todo y los desesperados esfuerzos del publicista español que acaban de contratar. Se ilusionan porque el gallego hizo ganar a un candidato en Aguascalientes que iba en tercer lugar, pero Veracruz no es Aguascalientes, y el gachupín, aunque fuese muy “chinguetas”, llegó demasiado tarde. Casi sería una titánica labor digna de “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust. Lástima Margaritos. Ya será para la otra.