Pepe Yunes, ¿iría por diputación federal?

Lo comenta Pepe muy en corto, y a sus amigos más cercanos, cercanísimos, les pide que guarden el secreto. Parafraseando al “gober” moreno, no quiere que se le vaya a “cebar”.
¿La diputación federal?, ¿pero qué acaso no sería bajar dos, tres, cuatro peldaños en su carrera política? Decía mi abuelita que para atrás, ni para agarrar impulso. Pero Pepe al parecer no lo ve así.
La diputación federal sería para el peroteño como tocar base otra vez, regresar un poco a sus orígenes, voltear un poco hacia el bastión, ese, al que a la familia del Rancho San Julián, difícilmente les han podido arrancar en las últimas elecciones.
La gente en realidad quiere a los Yunes en el Valle de Perote y anexas; “Pepito Yunes” le dicen con cariño al ex Diputado Federal, ex Senador y fallido candidato a gobernador. El pueblo de allá los adora, y aparte si la despensa, las láminas, los medicamentos, etc… nunca fallan, pues con más razón los aman. La política se hace con dinero. Bien lo decía Carlos Hank González, “un político pobre, es un pobre político”. Y dicen que lo que le sobra a don Pepe Yunes Suárez, padre de “Pepito Yunes” es lana, hasta para tirar pa´ arriba. Alrededor de 1 mil millones de pesos (¿o un poco menos?) se habría gastado en la pasada campaña a la primera magistratura de la entidad. Así que para la diputación federal en 2021, sería pan comido, con una bicoca se arrasa en las urnas. ¿300 millones, 500 millones? Lo que sea, con tal de conservar el territorio.
¿Para atrás?…. pues aunque sea para agarrar impulso. Es necesario. Sería la plataforma de relanzamiento de un proyecto que no debe darse por muerto. Pepe es joven, y muy inteligente. Hay Pepe para rato.
No hay enfermedad que dure cien años, ni tampoco hay enfermo que la aguante. Los de la 4T no estarán mucho tiempo, y menos si siguen cometiendo pifias. ¿Pepe otra vez para la gubernatura? Tal vez… no en el 2024, porque el Tío Héctor ya “apartó” ese año para relanzarse. No importa que no gane. No ganará y él lo sabe. Al menos para esa fecha, los morenos podrían con suerte repetir la hazaña y perpetuarse en el poder otros seis años.
Así, la de Pepe sería en 2030. ¿Qué falta mucho?, pues tal vez, pero “con el tiempo y un ganchito”, diría la canción interpretada por Pedro Infante, “Pepito” estaría de vuelta, con nuevos bríos.
Es joven, sin cola que le pisen y talentoso. Pero para ese entonces, deberán remasterizarlo, y no permitir que proyecte la imagen de perdedor de 2018. Deberá ser más “agresivo” mercadológicamente hablando, más echado para adelante, no salir con la babosada de que “de tus problemas, yo me ocupo”. No, nada de eso. Pepe es un buen producto que no merece ponerse en manos de improvisados.
De igual forma, debe sacudirse a la polilla que siempre le acompaña, y no porque denostemos la vejez que a veces representa sabiduría; más bien nos referimos a los “cartuchos quemados” que nada le aportan.
¿Que hay Pepe para rato? Ya se verá. Con eso de que en política no hay cadáveres, ya veremos en algunos años a un Pepe vivito y coleando.