Pero qué necesidad, para que tantos problemas

“Nada envalentona tanto al pecador como el perdón.” – William Shakespeare.

En estos tiempos de la 4T, en las que nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador se pone muy gallito y comienza a lanzar exigencias de disculpa pública a un Rey y a un Papa, la máxima del cantautor Alberto Aguilera Valadez, conocido como Juan Gabriel, viene como anillo al dedo, “pero qué necesidad, para que tantos problemas”.

Solo en la mente de un personaje que demuestra su evidente proclividad a tener un solo lado de la historia y a pensar que su popularidad le convierte en un semi Dios se atreve a lanzar una misiva oficial exigiendo de su Gobierno una disculpa al Rey de España, SM. Felipe VI y al Papa Francisco, líder máximo de la Iglesia Católica, por hechos ocurridos hace 500 años durante el periodo de la Conquista.

Y es que el recientemente abucheado por los amantes del béisbol, pero de las huestes fifís afirmó en un vídeo a través de las redes sociales: “Envié una carta el Rey de España y otra al Papa para que se haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que se conoce como derechos humanos.”

López Obrador afirma que “La llamada Conquista se hizo con la espada y con la cruz, se edificaron las iglesias arriba de los templos, bueno, se excomulgó a nuestros héroes patrios, a los padres de nuestra Patria, Hidalgo y Morelos, es tiempo de decir vamos a reconciliarnos”, en un video desde Comalcalco, en Tabasco.

Pero la respuesta interoceánica no demoró mucho en llegar, el mismo gobierno español, presidido por el socialista Pedro Sánchez, calificó de “inaceptable” la petición hecha a través de una carta del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al jefe del Estado español, el Rey Felipe VI, para que el Reino de España pide perdón por los abusos perpetrados durante la Conquista.

Vaya un asunto de verdadera risa, pero que exhibe también la falta de sensatez en el manejo de las relaciones diplomáticas de México, algo que para cualquier miembro del Servicio Exterior Mexicano hubiera sido simplemente improcedente, para estos integrantes de la 4T, es un asunto de la menor importancia.

Lastimosamente la bofetada y el ridículo global llegaron de un escrito oficial en el que se advierte: “El Gobierno de España lamenta profundamente que se haya hecho pública la carta que el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos dirigió a S. M. el Rey el pasado 1 de marzo, cuyo contenido rechazamos con toda firmeza. La llegada, hace quinientos años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas. Nuestros pueblos hermanos han sabido siempre leer nuestro pasado compartido sin ira y con una perspectiva constructiva, como pueblos libres con una herencia común y una proyección extraordinaria”.

Y finaliza con la siguiente reflexión: “Sobre el enorme caudal de afecto entre nuestros pueblos y su voluntad de progreso, el Gobierno de España reitera su disposición para trabajar conjuntamente con el Gobierno de México y continuar construyendo el marco apropiado para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre nuestros dos países, que nos permita afrontar con una visión compartida los restos futuros”.

Hasta ahí la misiva que muestra el claro desdén que la madre patria habría de imponerle a sus hijos emancipados.

Vaya pues con un disparate más, de esos que caracterizan a este gobierno, que con despropósitos pretende gobernar bajo la amenaza flamígera de “los voy a seguir controlando” expresada sobre el diamante del nuevo estadio de béisbol de los Diablos Rojos del México, por un presidente que no coordina más que una monocromática visión de las cosas.

Como diría el sabio Juan Gabriel, “pero qué necesidad, para que tantos problemas”.

Al tiempo.

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