Poderoso ingeniero

Al poeta le cortan el servicio y al magnate le dan tiempo-aire a discreción

El ingeniero Carlos Slim Helú, es el ejemplo más acabado de las complicidades entre el poder político y económico en México, por no decir que también en otras naciones.

La fortuna que ha acumulado, sobre todo a partir del sexenio de Carlos Salinas, no se puede explicar bajo el argumento único de que Slim tiene un olfato excepcional para los negocios, ha recibido todo tipo de apoyos legaloides para expandir sus empresas.

Compró Teléfonos de México en condiciones ventajosas para su causa, además, durante años se le concedió el beneficio de ser monopolio en telefonía fija, en móvil es el jugador predominante, situación que un tándem de políticos cabilderos le ayudan a conservar.

Lo salarios de los trabajadores de Sanborns o Mac Shop no son la envidia de nadie, su altruismo es pequeñito al lado de Gates o Zuckerberg. Cuando propone rescatar el Centro Histórico de la CDMX, es porque busca aumentar la plusvalía de sus propiedades.

Pues bien, con todo esto, el señor nunca es molestado ni con el pétalo de un estigma, por el contrario, es homenajeado en el Salón de la Tesorería del Palacio Nacional.

¡Venga, pida la Belisario Domínguez, la minería, Dos Bocas! ¿Quién dice que no se puede?