Por un juguito de piña arriesgó salud… y hasta la vida misma

Este fin de semana, en un recorrido desde Acayucan hacia Córdoba, en Veracruz, al Presidente se le ocurrió parar en un puesto ambulante de carretera para tomar un jugo de piña. Planeado o no, en los videos que recorren las redes sociales se ve al Presidente bajarse de la camioneta y acompañado del gobernador de la entidad Cuitláhuac García Jiménez, le entregan un envase de PET de dudosa procedencia, en el cual el artesano le vertió un líquido amarillo. Lo que sorprende es que ni los automovilistas que circulaban por la zona se detenían a consumir el “artesanal producto”. Una de las tareas que tenía el Estado Mayor Presidencial era, en avanzada, revisar los lugares que visitaría el Presidente de la República y además confirmar la seguridad de todos los alimentos y bebidas que consumiría. Este protocolo está en el olvido. En el peor de los casos, una acción como esta le provocaría al Presidente una diarrea de dos días debido a lo visiblemente insalubre del lugar. Pero si tomamos en cuenta que la semana pasada López Obrador fue amenazado por ladrones de combustible, y se confirmó que un vehículo estacionado junto a la refinería de Salamanca, Guanajuato, tenía explosivos, lo que hizo el Presidente el sábado en Veracruz es una clara provocación. (FUENTE: HERALDO DE MEXICO, “OJOS QUE SI VEN”, JESUS MARTIN MENDOZA, 06/FEB/2019).