¿Qué hacer por el Amazonas?

El respeto a la barbarie ‘ajena’ es el fin del mundo

Si la deforestación de la selva del Amazonas implicara que los aborígenes buscaran refugiarse en Washington o Nueva York, lo más seguro es que el gobierno de Donald Trump ya hubiera aplicado sanciones a su contraparte brasileña.

Pero no, para la gran mayoría de los gobiernos nacionales, la tragedia que ocurre en la aún portentosa reserva natural es un asunto menor, que no merece una confrontación con los depredadores cariocas.

Sin embargo, el ecocidio en progreso es algo que afecta a escala planetaria, por lo que no es válido refugiarse en un pretendido respeto a la soberanía nacional del cono sureño país para quedarse callado, eso significa evadir el problema.

En este sentido, corresponde a los ciudadanos de a pie y las ONG, presionar a los mandamases locales para que estos a su vez diseñen un mecanismo multilateral, que obligue a la administración de Jair Bolsonaro a conducirse con responsabilidad histórica.

Confirmarán que el neofascista Bolsonaro requiere un correctivo, después de leer lo que contestó cuando lo increparon respecto de los incendios: “son los indios, ¿quieres que culpe a los indios? ¿Vas a escribirle a los indios mañana? ¿Quieres que culpe a los marcianos?”

En términos objetivos, el fuego en el Amazonas es la cremación del futuro.