La grilla priista está a todo lo que da, y la que sigue en pie de guerra es la ex secretaria general del CEN del PRI y ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco.
La priista, que ha manifestado públicamente su aspiración por ser candidata presidencial, afirma haber recabado 240 mil firmas que presentará en la Asamblea Nacional de su partido esta semana, que piden que el método para elegir a los candidatos que participarán en las elecciones de 2018, incluyendo al presidencial, sean una consulta abierta.
Ortega asegura que “240 mil priistas se han manifestado a favor de estas peticiones. La Asamblea es el máximo órgano de gobierno de nuestro partido, la Asamblea puede tomar la decisión de en ese momento definir que sea por única ocasión la consulta abierta a los cargos de elección 2018”.
Obviamente que el objetivo real es impedir que el tradicional “dedazo” presidencial defina la candidatura presidencial, más que el resto que estará en juego el año entrante. Sin embargo, la apuesta es arriesgada. El PRI no es un partido que salga bien librado de ejercicios internos semidemocráticos, pues por su misma naturaleza, lo terminan dividiendo. Y si los extienden a población abierta, terminan convertidos en un cochinero más desgastante aún.
También se ve difícil que el presidente Enrique Peña Nieto renuncie a una de las últimas prerrogativas políticas que le quedan: la de elegir a quien busca sea su sucesor.
El problema es que en el camino, el PRI se puede quedar sin nada.
