Regina y Julio Scherer en el Día de la Libertad de Expresión

Sinceras felicitaciones, en este día, a
mis compañeros periodistas de a pie,
de a caballo y en burro.
“No les creemos y no les vamos a creer hasta que nos aclaren qué paso con nuestra compañera Regina Martínez”, le soltó Julio Scherer al gobernador de Veracruz, Javier Duarte, para detener su estéril discurso.
Duarte se quedó mudo. La mirada dura del periodista no lo soltaba. El gobernador se erguía y estiraba las mangas de su impecable guayabera blanca, sentado a la cabeza de la larga mesa de trabajo de la Casa de gobierno.
La docena de funcionarios policiales a los cuales Duarte había convocado en un alarde de eficiencia, atestiguaron la incomodidad de su jefe, quien calló también cuando escuchó del fundador de la revista Proceso decir que Veracruz, como muchas otras partes del país, estaba en una franca descomposición en la que los extremos son la regla, no las excepciones, y en ese contexto se explicaba el asesinato de nuestra querida Regina.
“Regina toca nuestro corazón”, les dijo a Duarte y a sus funcionarios. Nunca, en sus entonces 36 años, la revista había sido tan agraviada como la madrugada del sábado 28 de abril de 2012, cuando nuestra compañera fue asesinada en su domicilio particular aquí en Jalapa…
Julio Scherer dio voz a los sin voz e hizo que los mudos hablaran. Es la voz de todos nosotros, los mexicanos de a pie, que en el día a día miramos la desfachatez e impunidad de los poderosos. Fundador de la revista Proceso, ganó no sólo premios y reconocimientos a lo largo de su carrera periodística, sino también, como un auténtico hidalgo, se enfrentó a múltiples enemigos en la búsqueda de la verdad, debido a su investigación sobre temas espinosos: corrupción, marginación social, escándalos políticos, protesta social, entre otros temas de importancia pública.
Desde los eventos de 1968, Julio Scherer delineó no sólo una postura política crítica al gobierno, sino también una posición ética dentro de su labor periodística. En su intento por descorrer el velo de todos aquellos eventos que la política oficial mantiene en silencio, fomentó una sociedad democrática y extendió una campaña comprometida con la democratización de la información. Por ello, la revista Proceso fue para él una trinchera desde la cual ejerció el periodismo crítico.
En México, hablar de aquello que los medios oficiales esconden, no es tarea fácil, sobre todo cuando se trata de escándalos que desde el poder se han intentado ocultar o silenciar. Por ello, algunas de las investigaciones más importantes de Julio Scherer han quedado como pistas clave para destruir los mitos de la historia oficial y, a partir de esos huecos y grietas, reconstruir la historia de nuestro país.
Los temas que Scherer abordó, tocan problemáticas clave de diferentes momentos históricos por los que el país ha atravesado desde los años 60: corrupción, represión, narcotráfico, entre muchos otros. Las décadas de los 60 y 70 marcaron un periodo de movilización social nacional y mundial que impactaron en la vida de Scherer como en la de todos los mexicanos. El año de 1968 fue emblemático de una ruptura: la masacre de estudiantes en la plaza de Tlatelolco; hecho que clausuró a la libertad de expresión, expuso el autoritarismo y la represión, con la consecuente clausura de los derechos políticos y sociales de los ciudadanos.
Para Scherer esa fue la época emblemática del surgimiento de un quiebre con el presidencialismo mexicano, como lo expresa en su obra “Los presidentes” (1986), en la que refiere a cuatro figuras de la época que fueron perdiendo poder: Díaz Ordaz, Luis Echeverría, López Portillo y De La Madrid. Personajes con los cuales tuvo relación, quienes a su vez marcaron el acoso a la prensa mexicana, experiencia que Scherer vivió en carne propia en su participación en el periódico Excélsior.
Julio Scherer retrata el contexto de un periodismo vendido al poder, manipulado, que esconde información y encubre los crímenes nacionales; situación ante la cual, hace un llamado a ejercer un periodismo crítico y comprometido con la libertad de expresión. Algunos de sus contribuciones más importantes historias que nadie quiso narrar, fueron “Parte de Guerra” en el mismo tono de desvelar lo ocurrido en el ‘68 mexicano; “La reina del Pacífico” para el que entrevistó a Sandra Ávila Beltrán, presunta líder del cártel de Sinaloa, donde se atrevió a abordar la relación de los capos con los militares y el Estado mexicano, mostrando al sistema político de México como una gran red de corrupción.
Sus investigaciones son parte del esfuerzo por ejercer un periodismo crítico y aún más, de su esfuerzo por construir un país democrático, ante lo cual declaraba: “Si el diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos”, y fue, hizo entrevistas en las condiciones más extremas, como la realizada a Mario Zambada.
Otra investigación cumbre se encuentra en su libro “Máxima Seguridad”, en el que plantea la situación de las cárceles de máxima seguridad en México y realiza una entrevista a Rafael Caro Quintero, líder del cártel de Guadalajara; además de múltiples libros y reportajes, realizó entrevistas a personajes controvertidos como el Subcomandante Insurgente Marcos del EZLN, y análisis no sólo sobre México sino sobre América Latina.
“No se vale. Todo el poder del Estado contra unos jóvenes y la única conspiración que se ve es policía. El Presidente quiere que le besen la mano, así literalmente, pero ya ‘chole’ con el Padre de todos los Mexicanos. Por eso, si va a hacer crónica cuente usted lo que ve, y luego ya habrá tiempo de contar lo que piensa y sabe. Ahora cuente lo que ve”.
“Pienso ahora que sólo cuando están unidas la soledad, la reflexión y el sufrimiento hay maneras de intentar una transformación o al menos un cambio personal”.
Uno de sus textos, “La terca memoria” (2007) es quizás el legado final que el periodista dejó de sus memorias y su trayectoria; en el cual, como diría la reportera Carmen Aristegui, “reportea sus recuerdos” a grandes pinceladas de luces y sombras. Anabel Hernández hace énfasis en que lo valioso de Sherer es que escribe “historias que nadie ha querido escribir”.
Falleció la madrugada del 7 de enero 2015.
Algunas de sus frases han pasado a la historia y dejado en nosotros una huella de lo que fue el hombre y su alma:
1.-“Me abruma la expresión ‘homenaje al periodista’. Sé de mi piel, conozco mi alma”.
2.-“Tengo la certeza de que no hay hombre más libre que un reportero”.
3.-“Me duele decirlo, un gobierno que se valora por su imagen es un gobierno frívolo”.
4.-“Sin la denuncia del terror y las contradicciones que lo provocan, el periodismo quedaría reducido a una deslumbrada oquedad”.
5.-“Los sordos también escuchan y los mudos también hablan”
rresumen@hotmail.com