Relevo inminente en el PRI…

La opinión que crece al interior del priísmo, tanto en las cúpulas del partido como en el gobierno, es que, cualquiera que sea el resultado de este domingo, Enrique Ochoa Reza debe ser relevado ya de la dirigencia nacional del partido. El argumento, en el que coinciden los críticos de Ochoa, pero también algunas voces del gabinete más afines al líder priísta, es que el PRI necesitará de un perfil distinto al del ex director de la CFE para manejar temas tan delicados como la efervescencia interna que traerá la Asamblea Nacional. “Necesitamos un priísta más identificado con los priístas y que genere más confianza y respeto entre las bases y las dirigencias del partido”, dice un consejero político del PRI que pidió el anonimato. El cambio es necesario, agrega, si el presidente quiere tener un control claro de la sucesión presidencial, pasando antes por la Asamblea. “Ochoa ya cumplió su ciclo y funcionó para lo que lo pusieron ahí, que era debatir y lanzarle golpes a López Obrador; a partir de ahora Peña necesitará a un político de tiempo completo que no llegue a conocer el partido ni a improvisar o inventar estrategias, y que pueda de inmediato tomar las riendas y poner orden entre los distintos grupos que se encuentran algunos inconformes y molestos por la caída del partido provocada a su vez por la caída de la imagen presidencial”, señala en experimentado priísta consultado. La pregunta es quién puede reunir ese perfil que describen algunos priístas y miembros del gabinete. Y, sin atreverse a mencionar nombres, deslizan que puede ser algún “ex gobernador con buena imagen”, y en esa categoría son muy pocos, por no decir escasos, los priístas que, habiendo gobernado un estado, hayan terminado su sexenio con buena imagen pública. Lo que sí mencionan es que la idea de una “prelación estatutaria” que llevara a la actual secretaria General, Claudia Ruiz Massieu, a ocupar la presidencia del partido, la ven poco probable, por los vínculos familiares de la ex secretaria de Turismo, que significarían darle la dirigencia del PRI a un salinismo que sigue claramente vigente. (Fuente: El Universal, “Serpientes y escaleras”; Salvador García Soto, 03/JUNIO/2017).