Repensar el 10 de Mayo

Yadira Hidalgo González
Como siempre, para entender algo, nada mejor que la historia: Fue en 1922 cuando se instauró el festejo del día de las Madres en México; esto como respuesta a lo que estaba sucediendo en el sur del país, donde cientos de mujeres se reunieron un año antes en el Primer Congreso Feminista que tuvo lugar en el estado de Yucatán.
Ahí, las participantes discutieron problemáticas relativas a la condición de las mujeres mexicanas como el divorcio, el amor libre, el derecho al voto, la prostitución y el aborto entre otros. De ese primer congreso, salieron muchos contenidos que se comenzaron a difundir a través de los medios de comunicación de la época, lo que fue visto por los grupos conservadores como un atentado a los usos y costumbres; así como una transgresión del papel de las mujeres.
Entonces, a través de una columna firmada por el periodista Rafael Alducín, el diario Excelsior propuso establecer el 10 de mayo como el día para celebrar lo que se consideraba que era el único fin que tenían que cumplir las mujeres en su vida: convertirse en madres.
Así, esta fecha nace para contrarrestar las demandas que las mujeres organizadas quisieron colocar en la agenda pública, y como la respuesta que la sociedad les enviaba a las mexicanas sobre el único rol que les permitirían asumir socialmente.
El 10 de mayo es ya una fecha instaurada y no se trata de ir contra de la tradición de celebrarla. Al contrario, celebremos la maternidad de las mujeres y enviemos el mensaje de que no hay mejor forma de hacerlo, que cuando es elegida. Que el día de hoy nos sirva a todas las personas para reflexionar sobre la maternidad, más que como un proceso natural, como un aspecto social que impacta en la vida no sólo de las mujeres y sus familias, sino también de la comunidad.
Es por ello, que hoy, hago un exhorto a reflexionar y a pensar la maternidad no como el único destino de las mujeres, sino como una de las tantas posibilidades que tenemos. Exhorto a pensar en la necesidad de plantear el nacimiento de nuestras hijas e hijos como un proyecto de vida al que le podamos brindar felicidad, educación y las herramientas para una vida plena.
Aprovechemos la fecha para exigir mejores condiciones y políticas públicas para apoyar a las madres a realizar esta labor social de manera más digna y satisfactoria; para exigir que las autoridades realicen el trabajo necesario encontrar a los hijos e hijas que miles de madres buscan incansablemente.
La maternidad es política cuando es elegida. Así que mi reflexión para este día, es repensarlo desde esa visión, empatizando con quienes no pueden celebrar hoy con tanta alegría como lo hacemos otras e inculcando y transmitiendo en nuestras hijas e hijos la enorme responsabilidad que plantea, formar ciudadanas y ciudadanos conscientes y exigentes de sus derechos humanos.
Que la maternidad libre y voluntaria, se haga costumbre y sea una realidad para todas.