Revocación del mandato; el gran engaño

“Se puede engañar a todo el mundo, ¡pero no a la verdad!” – Gorski M.

Pues se necesitaron solamente 105 días para conocer las verdaderas intenciones de la Cuarta Transformación de México.

Finalmente se muestra de cuerpo entero el talante estilo de gobernar del caudillo de esta revolución soterrada denominada la 4T.

Nuevamente fue el Congreso el responsable de encausar la lucha provocada por el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, quien sin miramientos aplica la máxima aquella de, repetir tanto una mentira, que tarde o temprano la sociedad entera la convertirá en una falsa verdad.

Y es así como al mero estilo propagandístico nazi, la revocación de mandato será incrustada en la Constitución en su afán por aparecer en la boleta electoral del 2021.

De la mano, llegará el impulso inercial que produce su permanente campaña política, que para esa fecha habrá de sumar más de dos décadas de eterno peregrinar repitiendo la cantaleta esa de igualdad, acabar con la pobreza, la corrupción y la transparencia.

Todas ellas, incumplidas en estos primeros 105 días de gobierno en mayor o menor medida, pues los señalamientos serios de adjudicación directa de contratos millonarios pesan sobre su gobierno, al mero estilo de los tiempos del Priismo retrograda y autoritario de los años 60’s del siglo pasado.

Casos de nepotismo, claros ejemplos de nombramientos sin perfil académico alguno, acordes cuando menos a las áreas y temas abordar, la injerencia desmedida sobre poderes, el desarticulamiento de los mismos, el menguar permanente de la autonomía en las instituciones, son algunas de sus estratagemas para engatusar al pueblo de México.

Lo cierto y real es que ya dio el paso que muchos juraron no habría de dar, que es abrir la puerta a su permanencia indefinida en el poder.

Algo que como todo en su vida juro no hacer, sabedor de antemano, que si lo quería alcanzar y ahora más que nunca lo habrá de lograr.

Obtusos aquellos que pensaron que el famoso caudillo sería un prócer de la democracia, pues de igual manera, ha comenzado a debilitar a las instituciones responsables de los procesos electorales, bajo el argumento falaz de que cuestan en demasía al Estado y por ende al pueblo sabio de México.

Por desgracia, dicha medida forma parte de ese plan maquiavélico que sus sectarios seguidores ayudaron a construir sabedores que el negarse a sus designios caro podría costarles.

Hoy más que nunca queda claro que estamos ante la presencia no de un estadista, sino de un reyezuelo que pretende a toda costa imponer su voluntad, cual si hubiera sido un designio del mismo altísimo.

Las voces de alarma y alerta están ahí, presentes, manifiestas, solo que a los integrantes de la 4T les molestan, les estorban, y para ello también tienen su antídoto a través de las benditas redes sociales, con la contratación de miles de boots para que los facinerosos se sigan dando un festín antropófago con la honra y reputación de quienes critican o disienten.

La muestra más evidente de estas alertas la presentó el mismo Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), quien advirtió que la reforma que propuso el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador para instituir la revocación de mandato es “sospechosa”, ya que podría transitar hacia un intento de reelección.

El manual para la construcción de un modelo de izquierda a la mexicana empleado por López Obrador lleva los mismos ingredientes que el empleado en su momento por el desaparecido Hugo Chávez en Venezuela.

Desafortunadamente las consecuencias trágicas de ese supuesto sueño de igualdad las conoce la humanidad entera.

Al tiempo.

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