Rumbo a un simi-país

Parajoda revisionista (y transformadora): los enciclopedistas eran fifís

El presidente López Obrador afirma que se requiere ser 90% honesto y tener 10% de experiencia para ser funcionario y agrega para fundamentar su aserto: “A ver, Lozoya, ¿dónde estudio? Harvard. Están apuntando ¿verdad? ¿El otro? Massachusetts, también doctorado. ¿Y el otro? Chicago, doctorado también”. Palabras más, palabras menos, el tabasqueño asocia el grado de estudios con la corrupción.

En este contexto, también ha sugerido que la universidades públicas eliminen el examen de admisión y que todo mundo entre sin ser evaluado, de la misma forma que él hace con sus colaboradores, utilizando el método del: ‘ojo de buen cubero’.

Para cerrar la pinza, el empresario favorito de la 4T, Carlos Slim, pide que desaparezca la elaboración de las tesis para graduarse, basta con cuatro añitos de estudio para estar listo e ingresar al fabuloso mundo de las empresas del magnate.

Así pues, podemos inferir que no es necesario invertir en educación de excelencia, ciencia y tecnología si se puede hacer los mismo pero más barato. Basta con la buena fe y firmar un manifiesto, bajo protesta de decir verdad, en el que se asuma que se es honrado y dispuesto a ser servidor de la nación…hasta que se demuestre lo contrario.