Sánchez “Florero” y Alfonso “Churrazo”

Aunque la forma es fondo, también desfonda

En la conferencia mañanera de ayer lunes en Palacio Nacional, pudimos constatar los súper poderes político-administrativos del canciller Marcelo Ebrard, quien con la bendición presidencial, invade las esferas de competencia de sus compañeros de gabinete.

Cuando se abordó el tema de la matanza de miembros de la familia LeBarón y la posibilidad de catalogar a los grupos criminales mexicanos como terroristas, el Tlatoani concedió la palabra al carnal Marcelo, para que fijara la posición de la 4T.

Lo curioso del asunto, es que cuando el señor Ebrard hablaba de los avances de la investigación y la colaboración con el FBI, además de que es improcedente tipificar a los malandros como terroristas, Olga Sánchez Cordero y Alfonso Durazo, sólo asentían.

Es decir, tanto la secretaria de Gobernación, como el titular de la secretaría de Seguridad Pública, se limitan a ser aplaudidores del secretario de Relaciones Exteriores, aceptan sin chistar ser desplazados por su hiperactivo colega, cuando la ética profesional los debería llevar a considerar su permanencia en el cargo.

Que no olviden los ninguneados que son dignatarios, aunque deberían buscar que alguien les explique el significado.