Se reactiva el malhumor social

Había una vez un Mesías que decidió crucificar a su pueblo para salvarse él

Insistimos, el problema de la inseguridad no se generó en este gobierno, al igual que la pobreza, tiene un origen estructural, sin embargo, la narrativa del presidente López Obrador ya comenzó a indignar a muchos de sus apoyadores que razonan, los otros siguen igual.

Sin duda, el affaire Culiacán fue el punto de inflexión para la 4T, por primera vez fueron más sus críticos que sus defensores, aunque fuera por un estrecho margen. Por ello, la matanza de miembros de la familia LeBarón, aceleró el descontento.

El momento en que buena parte de los mexicanos celebraban las ocurrencias del tabasqueño en ‘las mañaneras’ llegó a su fin, sobre todo, porque sigue defendiendo su fallida estrategia contra la inseguridad, cuando la sociedad civil es la que pone los muertos.

Los rollos de ‘amar al prójimo’ y el ‘abrazos no balazos’, se convirtieron en una justificación grotesca ante la falta de resultados, el clamor es: aplíquese señor presidente.

Salir a confrontarse con Aurelio Nuño o el hijo de Calderón para echar la culpa al pasado, ya agotó su vida útil como discurso. Así pues, usted que trae el ‘Jesús en la boca’ acuérdese del proverbio don Andrés: “antes del quebrantamiento es la soberbia y antes de la caída la altivez de espíritu” (16:18).