Semana Santa que obliga a la reflexión, para no claudicar en la lucha social

La última cena sirvió a Jesús, para instituir dos sacramentos: la Eucaristía y el Orden Sacerdotal; mediante la primera se conmemora y re actualiza la explicación de las obras de Dios, y por la segunda la imposición de las manos del Obispo y sus palabras, para hacer Sacerdotes a los hombres bautizados.

Este día se realiza el “lavatorio de pies” que significa un testimonio de la vocación de servicio al mundo y de la Iglesia de la que forman parte los fieles. En seguida se procede a la bendición de los alimentos en recuerdo de la última cena que tuvo Jesús con sus doce apóstoles.

La traición para entregar a Cristo a sus captores, surgió de entre sus cercanos seguidores, quienes al día siguiente participaron, el “viernes santo”, en la crucifixión y muerte de Jesús; este pasaje bíblico, culmina con el resucitar de Jesucristo del Sábado al denominado Domingo de Resurrección.

Sea la creencia que cada uno tenga, nadie puede permanecer ajeno a la meditación sobre el papel que cada quien tiene en el conglomerado social, y ante la violencia, criminalidad, deshonestidad y corrupción que se han enseñoreado en el país, la esperanza de la resurrección que nuestros antepasados tuvieron en Cristo, es lo única que podría salvar a México de la anarquía y el caótico desgobierno.

Por ello la convicción de los valores aprendidos en el seno de nuestras familias, debe crecer y fortalecerse para no claudicar en la lucha que cada quien debe emprender, para defender nuestras instituciones y el estado de derecho, como condiciones indispensables para terminar con el desorden, el chantaje y el vandalismo utilizado por grupos de presión que han avanzado tanto en sus perezosas conquistas por encima de la ley.

Nadie debe excusarse de la reflexión personal, sin importar donde vacacione o descanse, dentro o fuera de México, en los centros vacacionales, en las playas, en los campos o en la intimidad de sus hogares, donde todo trabajador y su familia tiene derecho a descansar y fortalecer su cuerpo y espíritu para volver al trabajo, a la riesgosa convivencia con los demás y sobre todo a vencer el peligro que nos asecha.

Que la Semana Santa nos permita reflexionar para ser mejores y que el descanso y esparcimiento familiar fortalezca y mejore nuestro cuerpo y espíritu para volver al trabajo con energía y vitalidad.