Tiroteos

Son los minotauros del laberinto pus-moderno

Milicianos de la estupidez, cuentan con patente de corso para matar. Están blindados por la Segunda Enmienda Constitucional.

Son los hijos no deseados del proceso civilizatorio.

Matan por odio, son incapaces de aceptar la diferencia.

Los políticos se entrapan en argumentos falaces, discurren en la frivolidad y no paran la barbarie, predomina la máxima de: negocios son negocios.

La sociedad busca la forma de enmendar el camino, sin embargo las tendencias autodestructivas de la desesperanza neoliberal son poderosas.

Algo no funciona en el mecanismo evolutivo pero no sabemos con certeza de qué se trata, dijera el Cholo: “serán tal vez los potros de barbaros atilas o los heraldos negros que nos manda la Muerte”.

En los tiroteos mueren inocentes que alimentan la crónica de la violencia gratuita, logran sus 15 minutos de fama en la nota roja. ¡Vaya forma de cumplir el sueño americano!

Es un Holocausto sin declaración de guerra.

Al final del día la tragedia queda registrada como una estadística. ¡Play ball!