Tito Enríquez ya se promueve para alcaldía de San Andrés Tuxtla

Nos comentan que desde que recibió el nombramiento de coordinador de programas federales en la zona de Los Tuxtlas, el sanandrescano Roberto Enríquez -quien como político ha sido un vulgar saltimbanqui- ha pretendido erigirse en cacique, influyendo en todos los nombramientos, hasta oponerse a las propias decisiones del gobernador Cuitláhuac García Jiménez.

Así, por ejemplo, desde la designación de la doctora Juana Marcela Sosa Sánchez como jefa de la jurisdicción sanitaria número 10, Tito Enríquez, no descansó hasta convencer al Secretario de Salud, Roberto Ramos, de sustituirla por su sobrino Héctor González Domínguez, proyectándolo como el non plus ultra de la salud pública, cuando evidentemente no lo es.

Como es sabido, Roberto Enríquez fue alcalde de San Andrés Tuxtla en el trienio 1998-2000 por el PRI. Se trata de un personaje egocéntrico y excesivamente protagónico, como se demostró cuando a una comunidad decidió “bautizarla” con su nombre, en aras de “pasar a la historia”.

Este personaje ha sido ajonjolí de todos los moles y poco agradecido, porque cuando el PRI dejó de cumplirle sus caprichos, renunció a su militancia y se refugió en el PAN. Cuando allá no obtuvo lo que deseaba, retornó (mátalas callando) al Revolucionario Institucional a coordinar el grupo político del ex senador y ahora diputado federal, Héctor Yunes Landa.

Pero cuando el oriundo de Soledad de Doblado descubre que su operador estrella, chaqueteaba, éste lo expulsó de su grupo y tuvo que irse con cajas destempladas a refugiarse en Morena, en los tiempos en los que en ese partido aceptaban todo tipo de cascajo con la finalidad de ganar al precio que fuera.

Fue así que precedido de una bandera multicolor, nada que ver con la bandera lésbico-gay (roja, verde, blanca, azul, naranja y marrón) los líderes de Morena debieron descubrirle algún atributo muy especial, porque de otra forma los habitantes de San Andrés no terminan de explicarse, cómo es que ahora funge como coordinador regional de programas federales y ni quien aguante su soberbia.

Y se preguntan ¿Este puesto será una patente de Corzo que los dirigentes de Morena  le extendieron para quitar y poner funcionarios por encima de la autoridad del jefe del ejecutivo Cuitláhuac García, como ocurrió sucedió con la doctora Juana Marcela? Y es que a Don Tito en eso de hacer futurismo nadie le gana, pues ya se proyecta como candidato a la presidencia municipal de San Andrés Tuxtla y por si el mandatario estatal no lo sabe, ya ha encampanado a varios personajes para impulsarlos como posibles abanderados del partido marrón a las alcaldías de Catemaco, Santiago Tuxtla, Ángel R. Cabada, Isla, Salta Barranca y en una de esas hasta en Hueyapan de Ocampo, a menos que lo permita poderoso diputado local que lleva mano para decidir en ese municipio.

Vaya, si así como en estos meses de “tira aceite” Tito Enríquez fuera un funcionario eficiente, la zona de Los Tuxtlas no presentara tantos rezagos en el levantamiento de los censos, que son básicos para el aterrizaje de todas las acciones en materia de desarrollo social por parte de la Secretaria del Bienestar.

Pero quién viera en su papel de mini gobernador en las llanuras de Sotavento a este médico, que bajo la frondosa sombra de prominente funcionario federal, ya está acabando con la paciencia de infinidad de servidores públicos federales y estatales.

Por cierto, si don Tito ya influyó en la nominación del jefe de la jurisdicción sanitaria, no se duda ni tantito que pronto haga una limpia –y no precisamente con huevos de gallina negra como en el Cerro del Mono Blanco- en las unidades médicas del IMSS e ISSTE, total, como decía un personaje de triste memoria, para eso es el pinche poder, para ejercerlo a plenitud, aunque después tengan que arrepentirse de sus excesos.