Violencia veracruzana, una historia de terror

En Veracruz, el ambiente es de preocupación y miedo ante el incremento de los delitos. No hay región en el estado en la que la población esté tranquila; los homicidios y secuestros son noticias comunes en los medios y redes sociales.
En Martínez de la Torre, por citar un ejemplo, las narraciones sobre hechos violentos son escalofriantes y se puede observar una creciente tensión social como consecuencia de los frecuentes asesinatos.
Hablo con reporteros locales, a quienes pregunto sobre el asunto de la inseguridad en la zona; señalan que a diferencia de años anteriores, cuando las víctimas eran fuertes empresarios, o los propios delincuentes en luchas registradas entre bandas rivales, hoy se observan ataques contra integrantes de grupos sociales de condición económica más bien modesta; en ese contexto ubican a los recientes asesinatos contra dos enfermeras de la zona; o el homicidio perpetrado contra un pequeño productor citrícola de la zona limítrofe entre ese municipio y San Rafael. Son historias de terror cuyos detalles no son necesarios; basta decir que por la violencia extrema sobrepasan cualquier narración de ficción.
Ese ambiente de preocupación en Veracruz, de temor e inseguridad, es reflejo de la realidad de violencia que se observa en la entidad. La percepción social, en este caso, es alentada por una ola delictiva que se proyecta en la estadística oficial.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer las estadísticas delictivas de marzo del presente año, que indican que la actividad delincuencial en Veracruz se ha disparado: el número total de ilícitos pasó de 3 mil 837, en febrero, a más de 5 mil en el mes siguiente.
Los robos también aumentaron, al igual que los casos de abigeato, lesiones y delitos patrimoniales.
El homicidio doloso y la privación ilegal de la libertad, que son los que más preocupación general y los que más fortalecen la percepción de inseguridad entre la población, también registraron un alza considerable.
Durante enero y febrero, de acuerdo con la información que maneja la Fiscalía estatal, se cometieron en Veracruz 102 y 109 homicidios dolosos, respectivamente; esa cifra se disparó de forma considerable en el tercer mes del año, cuando los números oficiales consignaron 161 casos; es decir, casi 55 por ciento más.
Lo mismo ocurrió en la casilla de las lesiones dolosas: de 307 registradas durante febrero del presente año se pasó a 423; el aumento en ese delito estuvo cerca del 40 por ciento.
Si durante enero y febrero se cometieron en Veracruz 15 y 13 secuestros, respectivamente, en marzo la situación con relación a ese ilícito se complicó aún más: 18 personas fueron privadas de su libertad, lo cual implica un incremento de casi 40 por ciento.
En total, el saldo del primer trimestre del año es de 372 homicidios dolosos y 46 secuestros.
Si a esa cifra sumamos los datos que corresponden al último mes de 2016, el primero de la administración de Miguel Ángel Yunes Linares, el saldo en los cuatro meses iniciales del presente gobierno estatal veracruzano es de 504 asesinatos dolosos y 63 secuestros; esto es, más de cuatro homicidios dolosos cada día; y un caso de privación ilegal de la libertad cada dos días.
Es, el de la inseguridad, un verdadero drama que enfrenta la sociedad veracruzana.
Recursos federales para educación
El pasado día 20 del presente mes, el gobierno federal dio a conocer los términos de un convenio que celebrará con el estado de Veracruz, mediante el cual asignará recursos por casi 327 millones de pesos en siete programas del rubro educativo.
La buena noticia es que el gobierno veracruzana recibirá, a partir de abril y en otras tres ministraciones –julio, octubre y diciembre–, un importante monto que será destinado a la educación básica.
Se trata de 32 millones 555 mil pesos del Programa de Fortalecimiento de la Calidad Educativa; 9 millones 957 mil pesos del Programa Nacional de Inglés; 3 millones 720 mil del Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa; 6 millones 789 mil del Programa Nacional de Becas; 246 millones 459 mil del Programa de Escuelas de Tiempo Completo; y 16 millones 19 mil pesos del Programa Nacional de Convivencia Escolar.
Guillermo Zúñiga, a dos años
Figuras como la del maestro Guillermo Zúñiga Martínez se echan de menos en los tiempos políticos que vivimos.
Hombre creador de instituciones educativas, responsable, congruente y de inteligencia clara. A dos años de su fallecimiento se le recuerda como la antítesis de los gobernantes que caen en los excesos del “pinche poder” y arman un auténtico carnaval de ofensas a la sociedad.
Zúñiga Martínez no era de esa clase, al contrario, su vida siempre estuvo dedicada al trabajo. En su legado se inscriben desde instituciones, textos e idearios, hasta su propia descendencia. Sus hijos Anilú, Guillermo y Américo han sido dignos herederos del prestigio del extinto ex alcalde. @luisromero85