VOYEURISMO POLITICO, HOBBY DE GOBERNACIÓN Y DE LOS PINOS.

El espionaje es una práctica para ejecutar operaciones encubiertas, mediante el uso de informes, documentos, fotografías, películas o cualquier otro medio que registre “datos” que guardados en el secreto, resultan inocuos y cuando se hacen públicos, destruyen imágenes de personas; de gobiernos; de organizaciones sociales y partidos políticos; de artistas y empresarios exitosos; de científicos; literatos; creadores de obras de arte e inventores de fórmulas aprovechables en la industria farmacéutica; en la creación artística y en todo aquello que resulta apreciable o valorado por el hombre.
Originalmente, en la guerra y en la política, se utilizaron los servicios de infiltrados, agentes dobles, mujeres inteligentes y bellas, cuyo ejemplo más conocido está representado por Mata Hari; también se utilizaron servicios de personajes de confianza, de estadistas, emperadores, reyes, quienes emplearon servicios de inteligencia como los de José Fouché, cuyas fichas personales e historias privadas de los enemigos de Bonaparte, su filtración y uso inescrupuloso y adecuado, facilitaron en muchos casos, la conquista de casi toda Europa, puesta bajo el dominio del Rey de Francia.
La clase política mexicana, no ha sido ajena a las prácticas de espionaje al servicio del gobierno, desde las instancias y dependencias de la Secretaría de Gobernación, puesto que la Dirección Federal de Seguridad, con todo el respaldo del titular de la misma, cumplió un importante papel en el Movimiento Estudiantil de 1968, a través del espionaje y acciones represivas-policiacas; en la represión posterior y desaparición forzada de muchos estudiantes universitarios y politécnicos en 1971, donde los elementos paramilitares empleados por el gobierno, fueron identificados como los “Halcones”, bajo el mando del Coronel Manuel Díaz Escobar, el General Alfonso Corona Del Rosal y el posterior regente capitalino Alfonso Martinez Dominguez; tres políticos fuertemente vinculados al ex presidente Luis Echeverría Álvarez, quien a sus noventa y cinco años de edad, vive una reclusión domiciliaria por la masacre del 2 de octubre de 1968.
La justificación para el espionaje del gobierno en la vida privada de los gobernados, se sustenta “En Razones de Estado”, que significan mantener la vigencia y el respeto a las instituciones públicas; así como la seguridad nacional con la que se vincula el nacionalismo y la soberanía de México, como país independiente y soberano, en el que el Ejército y la Marina juegan el más importante papel; ya que todo eso contribuye a mantener la estabilidad y la paz.
Los servicios de inteligencia del gobierno, han estado al mando de personajes tan importantes como dos ex presidentes de la república, Gustavo Díaz Ordaz en 1958 y Luis Echeverría Álvarez en 1964; y posteriormente, ambos políticos ocuparon la presidencia de la república, después de haber sido candidatos a la máxima magistratura, por el Partido Revolucionario Institucional.
Don Fernando Gutiérrez Barrios, Javier García Paniagua y José Antonio Zorrilla Pérez, también fueron titulares de la Dirección Federal de Seguridad, de donde surgió el proyecto, estructura y funcionamiento del CISEN.
Y solo por citar cinco escandalosos casos de “espionaje y filtración”, vale la pena recordar las fuertes discusiones entre Adriana Salinas de Gortari y su hermano Raúl de los mismos apellidos, en el año 2000, después de la muerte de José Francisco Ruiz Massieu, quien fuera esposo de Adriana. Lo mismo en el año 2006, las filtraciones de la maestra Elba Esther Gordillo (líder del SNTE y hoy privada de su libertad, por delitos fiscales y enriquecimiento ilícito); igual que el escándalo filtrado a los medios de comunicación en 2012, cuando la señora Josefina Vázquez Mota y Genaro García (Secretario de Seguridad Publica del presidente Calderón), pelearon por reclamos de espionaje de doña Josefina a Genaro, a quien mandó a trabajar en vez de andar espiando a sus compañeros de gabinete. El caso del guardarropa de Andrés Granier, en 2013, también producto del espionaje que lo mantiene en prisión por enriquecimiento ilícito y abuso autoritario del poder. Finalmente el espionaje en 2015, con intervención telefónica y filtraciones, que permitió conocer la actitud y trato discriminatorio a los indígenas mexicanos, por parte de Lorenzo Córdoba, presidente del INE y en cuyas manos recae la elección presidencial de 2018.
La privacidad, la secrecía y la confidencialidad, son valores de los que pueden disfrutar únicamente los hombres del gran poder público, de cuyas oficinas emanan las órdenes de espiar y ventanear a los enemigos del régimen; y en ocasiones ni estos privilegiados personajes, se salvan del espionaje y la difusión de pecadillos que sus colaboradores cercanos, se encargan de difundir. De ahí que la única fórmula que tenemos los mexicanos para evitar ser espiados y exhibidos en las redes sociales, es “No hacer cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcan buenas”.